En la escuela Muntanyeta estaban muy tranquilas hasta que con las últimas lluvias se dieron cuenta de que alguien les estaba robando el tejado de cobre y zinc con nocturnidad y alevosía. No debían vivir con tanta calma las vecinas (y conductoras de bus) de Vallbona, que compartían «bus a demanda» con el resto del distrito y no llegaban puntuales jamás adonde fueran, así que por fin tendrán uno propio. Otro grupo con ansiedad son los jóvenes menores de 18, que no tienen ni discotecas ni otras opciones de ocio que les saquen del agujero negro del botellón. Las que si respiran son las inquilinas de los 170 pisos de Regesa, una empresa pública que en 15 años los podría haber vendido a un privado, porque el Ayuntamiento se ha hecho con ellos por 10 millones de euros (menos de 60.000 por vivienda, un chollo). Barcelona también recupera los Cinemes Texas, que llevaban cerrados tres años por la pandemia y ahora serán Espai Texas, con dos salas de cine y una de teatro. Y la escuela Sagrer recupera su fuente, hasta ahora nueva pero llena de cagadas de paloma, con unos buenos pinchos en la pared de arriba. Incluso va a mejorar la vida de nuestros perros, que desde diciembre tendrán 225 espacios para moverse libres de correas. Y esto es la primavera, amigas, te altera pero se ve todo un poco más florido, ¿no?
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