En un mundo paralelo, donde no existiera tiempo, Álvaro Carmona hubiera sido abogado. Pero en nuestro mundo, en el que cada segundo debe(ría) ser aprovechado, nuestro entrevistado ha decidido lanzarse en cuerpo y alma al arte.

Así, no nos sorprende que una de sus obras preferidas esté justamente compuesta por dos relojes unidos por un hilo en los punteros, de modo que ninguno de ellos puede avanzar. “El propio agobio de ‘no estoy aprovechando el tiempo’ es justamente lo que hace que no aproveches el tiempo”, explica.

Deambulando entre su nuevo taller y las calles, cafeterías y tiendas especializadas, Álvaro rastrea objetos convencionales y mensajes poderosos que puedan, de manera sencilla, coexistir. “Me gusta mucho jugar con cosas icónicas, cosas que están muy presentes en nuestra mente en cuanto a su forma y función… Tipo un semáforo. Ya sabes cómo es, ¡en el Pictionary sería muy fácil dibujarlo! Pues yo juego con este tipo de objetos porque creo que el resultado es más impactante.”

Lo que empezó por una calculadora que solo marca el cero ha evolucionado a una colección de decenas de objetos alterados y nutridos de significados algo desconcertantes: “Siempre me ha gustado sintetizar. Con pocas líneas de un dibujo, con pocas palabras… conseguir llegar a la esencia”.

Aunque se esté estrenando como carpintero, pintor y costurero (entre otros oficios), Álvaro no es principiante en el arte de abreviar. Después de haber trabajado cerca de cinco años como cómico, aprendió a moverse con facilidad en el mundo de lo simplificado. “Aunque no lo parezca, ir de cómico de stand up a artista conceptual ha sido un paso muy natural.” De hecho, observando sus obras, podemos reconocer dicha simplicidad (a nivel estético, ¡sobre todo!) y también una pizca de ironía y humor travieso.

Su proceso creativo es bastante espontáneo. “A veces ni estoy pensando, y ¡baamm!, veo la idea muy clara.” Para él, lo importante es JAMÁS trabajar en casa. Hay que salir al parque, buscar cafeterías con ventanas… Siempre libreta en mano, para que nada se escape.

¿Y qué hace Álvaro cuando no encuentra la inspiración? Pues saca su diccionario portátil. “Me inspira bastante. Cuando empecé en un programa de guionista era muy duro a nivel creativo, y el diccionario me ha ayudado mucho… ¡ahí está todo! Cuando tienes que empezar a pensar en abstracto, este simple objeto puede ser tu mejor amigo.”

Feliz con el éxito de su primera expo, “Metabolismo”, que estuvo el pasado mes de julio en Mutuo, Álvaro planea seguir “creando cosas que existen”. Su objetivo es hacer tantas piezas este año como el año pasado, “que fueron 40, y este año no llevo ni 20…”. Pero bueno, también se define como paciente.