Estimados poetas, escritores, slumdogs & millonarios, buscamos vuestras obras escritas para la sección de “freestyle” Arroz Negro. ¿Alguien con pies en la tierra barcelonesa se atreve? || Este mes de abril presentamos los microcuentos y poemas de Jorge Ortiz Robla y Andrés Belalba:

I _ Mi madre se llama Sylvia.
Mi hermano Nicholas y yo, durante años lloramos su muerte, pero ella se sigue llamando Sylvia.

 

II _ La madres mueren ¿sabes?, dicen que es una ley natural, que sobrevivir a los hijos es un estado dramático. Dicen, claro está, desde el punto de vista de las madres, las que sienten que cuando un hijo se muere, se les perfora el alma, y el útero y el corazón se aplanan, se vuelven como piedra, un elemento inerte, inmoldeable.

 

III _ Mi madre se llama Sylvia. Nació en Boston, en Jamaica Plain. A los ocho, comenzó a escribir poesía. Años después, durante aquel febrero frío del 61, tuvo un aborto. Debe ser duro tener un aborto, imaginar la vida de tu hijo muerto, sin ni siquiera haberle visto los ojos. [Todas las madres desean ser las primeras en ver abrir los ojos a su hijo, como si la imagen inaugural, que se refleja en la retina del vástago, se quedase a modo de instantánea, grabada en su cerebro].

 

IV _ Mi madre se llama Sylvia, Sylvia Plath, una noche de otro febrero frío [El invierno siempre llevó a su cuerpo hacia la catástrofe] tras acostarnos, besarnos la frente, desearnos descanso, sellar concienzudamente la habitación de nuestro cuarto y dejar preparada la leche para el desayuno, decidió cocinar su cabeza dentro del horno [morir también es un arte], ese fue su amor de madre.

 

V _ Sobre su tumba, en Heptonstall, hay un corazón de piedra, el mismo que el tiempo forjó dentro de sí.

M x M by Andrés Belalba