Acerca de Margarida Videira Da Costa

Ha leído demasiado de pequeña: no es un diagnóstico médico pero se ha convertido en un mantra explicativo de todo lo que le pasa. Su abuela salió de Brasil con 9 años, su padre de Angola con 18 y su madre del último pueblo de Portugal (ese, al lado de Ayamonte) con 17. Para no romper con la tradición también se ha ido cuando tocaba (vamos, cuando el FMI montó el chiringuito en Lisboa) y vino a Barcelona donde conoció el Gótico. Desde entonces lo odia y ama a partes iguales.
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