Marta Martínez estaba harta de vivir en Karcelona y decidió largarse poco a poco a Horta de Sant Joan en Tarragona, para seguir cambiando y aprendiendo. Así fundó en noviembre de 2013 -y se sorprende: «¿sólo hace un año? han pasado taaantas cosas…- Fitomims, un proyecto con el que actualiza sus conocimientos sobre plantas medicinales y los adapta al siglo XXI en forma de kits do it yourself para que sepas más y vivas mejor.

[gdl_icon type=»icon-beaker» color=»#5eaf7e» size=»20px»]¿Qué querías ser de mayor? Artista

[gdl_icon type=»icon-beaker» color=»#5eaf7e» size=»20px»]¿Y qué estudiaste para hacerlo (o no)? Biología

[gdl_icon type=»icon-beaker» color=»#5eaf7e» size=»20px»]¿Cuántos tipos de oficios has tenido? Profesora de danza, camarera, monitora, bióloga… unos cuantos.

[gdl_icon type=»icon-beaker» color=»#5eaf7e» size=»20px»]¿Qué hacías justo antes de empezar con tu locura particular? Pensar en cómo abandonar Barcelona de la forma más ordenada posible. Me quería ir y aquí estoy, en Horta de Sant Joan (Tarragona), un pueblo de 1.000 habitantes con un entorno fantástico en el que aprendo cada día sobre lo que me gusta a cambio de ser una emprendedora de mierda.

[gdl_icon type=»icon-beaker» color=»#5eaf7e» size=»20px»]¿Por qué decides empezar con todo esto? Hartazgo urbanita. Crisis. Paro. ¿Os suena? Decidí cambiar de aires y creé Fitomims, un proyecto en el que combino la filosofía DIY con las plantas medicinales del bosque mediterráneo, en el que tenemos una biodiversidad desconocida para muchos. ¿Cuál es el resultado? Unos kits para que te hagas tus propias cremas en casa, 100% naturales, vegetales, de proximidad. Mi objetivo es que la gente sepa que una crema es algo mucho más sencillo de lo que la industria cosmética nos quiere hacer creer, y que no existen los milagros y sí mucha crema hecha a base de aceites procedentes del petróleo. También imparto talleres en los que explico todo esto y mucho más.

[gdl_icon type=»icon-beaker» color=»#5eaf7e» size=»20px»]¿Te dedicas ahora solo a tu proyecto o lo complementas con algo más? Me dedico 100% al proyecto, mi proyecto. Lo dicho, económicamente todavía no es gran cosa, pero vivo a otro ritmo, que es lo que quería. Alguien lo ha llamado #slowlife. Aunque salir a correr por la montaña casi cada día no sé si es muy slow…

[gdl_icon type=»icon-beaker» color=»#5eaf7e» size=»20px»]¿Qué o quién de Barcelona volarías miedo los aires? Tanto asfalto me hacía sentir que vivía en un sitio horrible. No obstante, cuando te vas aprendes a valorar las cosas buenas. Además, muchos de nuestros amigos, y también clientes, son de Karcelona, que así la llamábamos cuando huíamos los fines de semana. En suma, que guardamos un buen recuerdo de la ciudad y habría que ir con cuidado con los daños colaterales. Pero venga, nos mojamos: volaríamos a más de un político y empresario empeñado en forrarse a costa de destruir el territorio con tanto ladrillo.

[gdl_icon type=»icon-beaker» color=»#5eaf7e» size=»20px»]¿A quién te gustaría tener como cliente? A Josep Pàmies, de la Dolça Revolució. Nos parece un tipo muy interesante, capaz de cuestionar no solo las “verdades inquebrantables” de la medicina gracias a las propiedades de las plantas sino sobre todo capaz de cuestionarse a sí mismo. Era un agricultor convencional y ahora es un convencido ecologista. Necesitamos mentes abiertas para encarar el futuro. En todas las disciplinas.

[gdl_icon type=»icon-beaker» color=»#5eaf7e» size=»20px»]¿A qué artista resucitarías? A uno que nos ha dejado recientemente. Joan Barril. Escucharle preparando la cena era un placer que su muerte nos ha negado. Ha hecho bueno el tópico de que siempre se van los mejores.

[gdl_icon type=»icon-beaker» color=»#5eaf7e» size=»20px»]L@​​s más sabi@s son… Los que saben que en este modelo no hay futuro. Ni social, ni ecológico. Cada día que no nos lo planteamos es un paso hacia un futuro peor. Por eso planteo una especie de vuelta a lo sencillo, a saber de plantas medicinales, a hacer nuestras propias cremas sabiendo qué les ponemos. A tener tiempo de preguntarnos porqué.

[gdl_icon type=»icon-beaker» color=»#5eaf7e» size=»20px»]Si hubieras sabido cómo acabarías, habrías estudiado… Biología. Es de lo que poco que no dudo. Una vez alguien que también es muy sabio le dijo a mi pareja (periodista) que en esta vida había que estudiar o Biología o Filosofía, que eran las dos carreras que intentaban explicar lo que somos en realidad. Esa frase me ha quedado grabada para siempre.

[gdl_icon type=»icon-beaker» color=»#5eaf7e» size=»20px»]¿Un consejo para los nuevos Autónomos de mierda? Que no se crean toda la mierda –valga la redundancia- que hay en prensa sobre el mito de los autónomos y la emprendeduría. Esto es muy duro, digan lo que digan y pese a hacer lo que te gusta. Ah, y sobre todo, que sepan que serán los jefes más duros que hayan tenido jamás.

[gdl_icon type=»icon-beaker» color=»#5eaf7e» size=»20px»]¿Cual es tu pesadilla recurrente? Hace unos días que sueño que cierto cuestionario de cierta revista barcelonesa sale de mi ordenador y se me come.

[gdl_icon type=»icon-beaker» color=»#5eaf7e» size=»20px»]Para rizar el rizo, si quieres, un mini poema sobre ti vida como autónomo (valen haikus) Más que un poema, apostamos por un párrafo del libro ‘Relatos del viejo Antonio’ del Subcomandante Marcos (EZLN) que utiliza una prosa muy poética. Vamos y venimos, sin darnos cuenta de que quizá somos más útiles siendo puente.

“Y luego clarito se veía que el puente de colores, nubes y luz no iba a ninguna parte ni se venía de ningún lado sino que nomás se estaba y entonces se entendieron que el puente de colores, nubes y luz no va ni viene sino que sirve para ir o para venir y entonces se pusieron muy alegres los todos que estaban pensándose y aprendiéndose y supieron que eso era lo bueno, ser puente para que vayan y vengan los mundos buenos, los nuevos que nos hacemos”.