Sentada en una terracita, frente a lo que un día lejano fue el portal de mi casa y ahora es el número 6B de la avenida 上海居民 (antigua Ronda Sant Pere), me bebo mi tercer chupito de licor de arroz Molitz mientras mi secretaria Piluca me lee la agenda del día. Corta el rollo ya, Piluca, que me apetece divagar un poquito y recrearme en la nostalgia.

 

Esta tarde me nombran Catalana Supervivent Il·lustre junto a otros exiliados que, como yo, pisan Catalunya, perdón, Nueva Catalonia, por primera vez desde el desastre de Vandellós II, el ataque de los zombis radiactivos y la posterior expulsión de esta tierra azotada por el apocalipsis nuclear de SpaÑa® y de la UE. Suspiro.

Esta tarde me nombran Catalana Supervivent
Il·lustre
junto a otros exiliados que, como yo,
pisan Catalunya, perdón, Nueva Catalonia,
por primera vez desde el desastre de Vandellós II,
el ataque de los zombis radiactivos.

A finales de 2012, último año de la Antigua Era, la pugna por conseguir la independencia de Catalunya era uno de los temas más candentes de la vida política de este territorio… ¡Había un lío enorme! Por un lado estaba CiU, que abanderaba a los catalans que exigían la Independència y por otro, el Gobierno de SpaÑa®, que se negaba a toda negociación y rechazaba la propuesta secesionista. Eran tiempos de intensa revuelta social, querida Piluca. La ciudadanía tomaba las calles, enarbolaba pancartas y banderas, reclamaba su derecho a decidir y escribía un montón de twits. Un momento, ahora que estoy recordando, creo que pasaba otra cosa durante ese periodo convulso… ¿Qué dices, Piluca? ¿Qué tijeras? ¡Ah, sí! ¡Los recortes! La… la… la… ¡La crisis! Gracias, Piluca, no sé qué haría sin ti y tu disco duro de 500 Terabytes. Bueno, pero ya me dirás en qué quedó todo eso cuando la explosión nuclear y la invasión de zombis radiactivos… ¡Eso sí fue LA CRISIS! Una verdadera masacre.

 

Nunca olvidaré el infierno que viví durante casi dos meses, hasta que el Gobierno de SpaÑa® me permitió cruzar la alambrada que mandó colocar la ONU y que rodeaba todo el territorio catalán. ¡Qué broma del destino! A pocos meses de realizar la consulta sobre la Independència y, al final, fue la Comisión Especial para la Defensa contra un Hipotético Ataque Zombi la que tomaría la arriesgada decisión de separar el territorio para evitar la expansión de la invasión zombi por el resto de Europa. Y, aunque te parezca de chiste, Piluca, muchos catalans brindaron con cava por lo de la alambrada. “Visca Catalunya Lliure!”, clamaban, mientras muchos otros se agolpaban frente a la misma alambrada pidiendo que les dejaran huir a SpaÑa®. Imagínate el cachondeo. Mientras tanto, en TV3 retransmitían las últimas palabras de Jordi Pujol antes de que un zombi le sorbiera el cerebro por los oídos. “Sóc feliç perquè moro en una Catalunya lliure i democràtica”, dijo. Qué sentido del humor, qué gran hombre.

 

¿Que cómo fue que me permitieran cruzar la frontera? Ai, Piluca, eso se lo debo absolutamente a una columna que yo escribía por aquel entonces, Chispa Ibérica, por la cual el Gobierno de SpaÑa® decidió que yo no era ni secesionista ni zombi, así que podían rescatarme, para mayor gloria de la Historia de la Literatura Petarda. Como bien sabes, SpaÑa® no tendría la categoría que a día de hoy ostenta en el Mundo de los Blogs de Mierda y la Cibercultura Global si no hubiera sido por mi persona. Eso anótalo tal cual, Piluca, y luego se lo envías a los del Institut de Cultura Joel Joan, que me quieren hacer una reseña y no me fío un pelo de sus redactores. ¡Claro que habrá que traducirlo, boba! A veces no sé de qué te sirve tanto procesador de quíntuple núcleo… Te has instalado el software de català que compré en Amazon, ¿no? Pues venga hija, dale a ejecutar que ya tardas.

 

De todos modos, Piluca, te digo una cosa: yo pensaba que llegaría y me encontraría esto, cómo te diría… Más cutre, más en construcción. Pero ya veo que no, que casi todo está como estaba e incluso mucho mejor. La verdad, a mi parecer, el difunto President Mas tomó una gran decisión al suplicar a Sheldon Adelson que invirtiera en Catalunya para poder reconstruir el país y convertirlo en Nueva Catalonia. Oh, si yo te contara la polvareda que levantó lo del EuroVegas… La opinión pública estaba muy en contra antes del desastre. Y mira, lo que es la vida, pocos años después imploraban la intervención del magnate a grito pelao. No som tontos els catalans, no, ya te digo, Piluca. Somos gente que sabemos lo que nos conviene. Durante todos estos años en el exilio, he estado muy atenta a todo el proceso de reconstrucción, bien tú lo sabes. Hubo un momento especialmente interesante, cuando propusieron la expansión de la ciudad de BarÇalona hasta las fronteras oeste y sur del país. Conociendo a mis compatriotas como los conozco, no tenía del todo claro que llegaran a aceptar la proposición… Pero después de conocer los resultados del referéndum, respiré aliviada. El poble català, bueno, lo que quedaba de él, no se andaba con chiquilladas.

 

Cuando has sobrevivido a una masacre de zombis radiactivos, la perspectiva te cambia mucho. Te lo digo yo, Piluca, que sé muy bien de lo que hablo. Sí, sí, ya sé que me han tenido en la lista de Traïdors a la Pàtria hasta hace bien poco pero, ¿no te parece que con el nombramiento de Catalana Supervivent Il·lustre han hecho un tremendo propósito de enmienda? Además, que yo lo comprendo, Piluca. Esta gente ha pasado mucho y yo me libré del holocausto de la forma más tonta imaginable, sin luchar por los míos ni nada. Era joven, qué quieres que te diga. Pero no fui la única, ¿eh? Y al fin y al cabo lo mío no fue tan grave, que yo nunca fui muy de la ceba. Qué me dices de Duran i Lleida que, llorando, el pobre, no paraba de rogar a los militares que le dejaran salir, que le habían pillado de fin de semana, que él era muy de Madrid, que era donde trabajaba y donde tenía su corazón. Pero qué va, ni por esas. ¿Que quién era Duran i Lleida? Ai, Piluca, de verdad, lo primero que voy a hacer cuando volvamos a casa es revisarte el disco duro, que pareces retrasada. Anda, vete pagando la cuenta que no quiero llegar tarde a mi nombramiento. Y acuérdate de reservar los billetes de tren que mañana me gustaría ir a la provincia que me vio nacer. Ahora se llama Costa Brava Magic Park & Resort, creo. Promete, ¿verdad? A ver si le han puesto mi nombre a un centro comercial o algo.