Hay días en que una se siente muy orgullosa de levantarse, poner un pie en el suelo y decir: vivo en Barcelona. Y si a la simple frase se le puede añadir otra más bonita, mejor. Por ejemplo: vivo en Barcelona, donde se multa a los bancos por tener viviendas vacías. Y una se levanta ya con otro «nosequé».

Es verdad, en Barcelona no hay mucho piso vacío, y el problema no es tanto ese como que los precios están por las nubes y subiendo (que se lo digan a los vecinos de Barceloneta, que ven como su barrio se revaloriza a la velocidad de la luz y no pueden asumirlo). Y también que cada medida que este Ajuntament pone en marcha, va encaminada a ponerle un lazo a nuestra amada ciutat y venderla al mejor postor. Nuestros más fieles lectores nos habrán ya leído escribiendo de esto en un reportaje anterior, el de Marca Barcelona.

Ya sabemos que el Ajuntament no nos quiere tanto como debería y que posiblemente esta medida tiene más de maquillaje que de efectivo. Gracias Sabadell, Terrassa, Girona. Pero si hemos conseguido poner de moda este tipo de políticas, tenemos más por celebrar de lo que parece. Ahora que un pequeño barrio de Burgos, Gamonal, del que no habíamos oído hablar en nuestra vida, ha conseguido parar a base de protestar y organizarse, un bulevar sin sentido que su alcalde quería construir en un barrio donde cierran las guarderías por falta de subvención y no por falta de niños, el efecto puede llegar a todas partes.

Imagínenselo, por un segundo. Que se pone de moda legislar pensando en el pueblo. O no se lo imaginen, porque con un poco de precisión, se puede ver ya la moda abriéndose paso entre las páginas de nuestros periódicos.

P.D. Para los que crean que me he pasado de optimista, tengan en cuenta mi nombre. Besos.