Por fin se ha retirado el antiguo Bicing y se ha cambiado por un sistema completamente nuevo, mucho más resistente, cómodo y user-friendly. El antiguo no estaba del todo mal al principio, cuando se implantó, pero las bicis y las estaciones no aguantaron su propio éxito ni el paso del tiempo. Antes, el sistema te asignaba una bici (desde una pantalla difícil de leer cuando hacía sol). Tenías que caminar con prisa para sacar la bici de su anclaje y solo entonces podías inspeccionarla para asegurarte de que funcionaban los pedales, las marchas y los frenos, que los neumáticos estaban hinchados y que no le faltaba un asiento —detalles que pueden significar la diferencia entre llegar sano y salvo a tu destino o hecho picadillo—. Cuántas veces tenía que llegar a un sitio con prisa, y la bici que me asignaba el Bicing había sido vandalizada o destrozada por algún usuario anterior.

Sin embargo, el antiguo Bicing me salvó de un apuro más de una vez. Recuerdo que, cuando se acababa de implantar, yo estaba de madrugada en una fiesta en la Caseta del Migdia, tuve que volver a casa a pie y me encontré una Kinderbike roja y blanca completamente nueva tirada en un lado de un camino, y sin nadie por ahí. Decidí utilizarla para volver a casa. Ahí resolví apuntarme al sistema: era genial no tener siempre la preocupación de atar con hasta tres candados mi bici, sobre todo porque ya me habían robado seis en mi vida, incluso con candados ultrafuertes. Pero, con el tiempo, el sistema empeoró bastante: era imposible mantener unas bicis baratas a punto como si fuesen nuevas. Algunas estaban tan deformadas que parecían haber estado implicadas en accidentes. Recuerdo una que tenía el cuadro y las horquillas tan fuera de quicio, que las ruedas rozaban. Hacía tanto ruido que los viandantes miraban con preocupación. A veces, cuando tenías suerte y el sistema te asignaba excepcionalmente una bici en buen estado, te daban ganas de coger un camino escénico, de pasear solo por placer. Una vez un amigo subió hasta la cima del Tibidabo con una bici de las antiguas por ese motivo.

En efecto, antes casi nadie cogía el Bicing para subir a la zona alta de la ciudad, solo los más frikis. Las bicis siempre se acumulaban en la zona baja, para luego ser remolcadas hacia arriba a un ritmo inferior. Ahora, con el nuevo sistema que incorpora muchas bicis eléctricas, igual este problema ya no será tan grave. La verdad es que el nuevo Bicing es una maravilla. Esperemos que aguante mejor el uso masivo y el paso del tiempo. Y hablando del tiempo, esta es mi última columna Turbanistica, después de 23 números, así que me gustaría despedirme de mis lectores. Espero que hayáis disfrutado.

¡Un abrazo!

Rafa