Una de las ventajas que tiene el mes de septiembre es constatar que hemos sobrevivido al verano, una expresión que este año adquiere una siniestra literalidad. La llegada del otoño nos anuncia que hemos superado con éxito las altas temperaturas, los mosquitos, las vacaciones en familia y las invasiones de turistas a pie, en bicicleta y en patinete eléctrico. Pero esta vez toca prepararse para un nuevo reto: sobrevivir al referéndum.

En unas semanas, si todo marcha según lo planeado en el Parlament (por cierto, técnicamente ubicado en el barri), los catalanes podrán manifestar su republicanismo –o reafirmarse en su condición de súbditos reales– a través de las urnas, como ya hicieron en el ensayo general del 9N.

En el Born existe una larga tradición de manifestar rechazo a la política centralista española, no solo votando mayoritariamente opciones soberanistas sino también luchando físicamente contra los borbones y dedicando un centro cultural a conmemorar aquella derrota. Hoy en día los métodos para luchar contra la dinastía borbónica son mucho más inofensivos que hace tres siglos. Mientras que a las tropas del anterior Felipe se les combatía con arcabuces y trabucos, el Felipe moderno se ve obligado a escuchar molestas pitadas cada vez que pone un pie en territorio catalán. No me parece demasiado ofensivo comparando con el trato que recibieron los borbones al otro lado de los Pirineos.

Desde aquí hago un llamamiento pacífico al señor de Borbón y Grecia, que seguro que nos lee:

Felipe, anda, ven a darte una vuelta y a tomarte algo por el Born, verás que no somos mala gente. Sabemos que las personas no son responsables de los actos de sus antepasados, no vamos a exigir que te pares a poner flores en el Fossar de les Moreres. Pero si te cansas del curro y decides poner fin a tres siglos de reinado, ¿no sería bonito anunciarlo desde el lugar donde empezó todo? Piénsalo bien: si se impide el referéndum y se acaba con el procés por la fuerza, no solo seguiremos pitando cuando pases por aquí, sino que te arriesgas a que los vecinos del Born montemos otro memorial acordándonos de ti y de toda tu familia.