No, no le hemos dado los mandos de esta revista a un ni-ni desbocado. No estamos tan locos. La V es por Venecia, la ciudad en cuyos canales se refleja el futuro de Barcelona, si seguimos por donde vamos. Atentos a la historia que contaba EL PAÍS y resumimos aquí, a ver si os suena:

En Venecia viven 56.683 personas. En 1951 eran 174.800. Todo parece indicar que a este ritmo, la ciudad se convertirá en el parque temático al que sus representantes políticos han dedicado tanto esfuerzo. Lleno de turistas, vacío de habitantes. Los cuatro que quedan son o ricos riquísimos que aparecen un par de veces al año a dar una vuelta por la casa, o ancianos autóctonos que, viviendo en casas sin ascensor, rara vez pisan la calle.

Las inundaciones han causado parte del éxodo. Pero también la corrupción sobre las compuertas que deberían anular el efecto de las mareas -la obra faraónica estaba prevista para 2011, no estará hasta 2017 y ya cuesta 56.000 millones de euros- y la especulación inmobiliaria. El metro cuadrado en el centro de la ciudad oscila entre los 6.000 y los 8.000 euros. El alquiler de un piso de 80 metros no baja de 2.000 al mes.

Cada año visitan Venecia 22 millones de turistas y la tendencia va en aumento: se esperan 10 más el año que viene por la Expo de Milán. Barcelona recibe 7,5 millones y la Universitat Autònoma de Barcelona estima que el turismo crecerá el 8,8% el año que viene.

706 apartamentos venecianos se han convertido en hostales o pensiones en los últimos años y sólo se han dado 316 alquileres públicos entre los 3.000 ciudadanos que lo solicitaron. En Barcelona se han concedido casi 1.300 licencias turísticas al año en los últimos tiempos, mientras la Plataforma de Afectados por la Hipoteca calcula que en Catalunya se produjeron, en 2012, 19.405 desahucios.

Un asesor local de Venecia admite que sopesan eliminar el carnaval por la cantidad de gente que viaja a la ciudad de las mil y una islas. Se ven incapaces de gestionar el turismo masivo del que decidieron vivir un día. ¿Y Barcelona? ¿Será capaz de gestionar el turismo en masa que visita más La Roca Village que la Sagrada Familia -tuvieron 3,5 y 3,1 millones de visitantes el año pasado, respectivamente- o los barceloneses se convertirán también en una especie en extinción?

Si no os habéis asustado lo suficiente, tenéis que ver este documental imprescindible: