Previamente a irme de vacaciones durante el mes de agosto, tuve que encerrarme en casa y trabajar sin parar día y noche. Me moví tan poco de casa que el contador de kilómetros de mi móvil marcaba 0,1 o directamente 0. Necesitaba salir y que me diera el aire, así que lo que hacía era dar vueltas por mi barrio. Mi barrio es la mezcla de pequeño pueblo como Gràcia y de pijería absoluta de Sarrià. Eso quiere decir que durante julio y agosto el barrio queda vacío y es más difícil encontrar algo abierto. ¡Pero! Tuve la gran suerte de que mi cafetería comodín, donde recuerdo que el café era bueno, estaba abierta. Se trata de un local pequeño, pero con encanto dirigido por un propietario italiano. Sí, que haya un italiano al mando normalmente es garantía de buen café. Y así es: el café es rico, se toma solo y te calma el alma. Es más, es mucho más bueno que todo el ambiente del bar, que tiene un aire mucho más modesto y normal. Siendo verano, he de añadir, que también servían shakerato casero, una especie de granizado de café, pero mucho más bueno. Valió la pena salir de casa.


Puntuación


Ambiente: 8 de 10.

Es un lugar muy tranquilo y se nota que quien va es para desayunar o merendar sin prisa. No recuerdo si ponían música de fondo pero no fue algo que fastidiara el ambiente.

Calidad-precio: 10 de 10.

¡El café está muy bueno y no es caro! Creo que pagué por un café solo un 1,10 cosa que en un barrio como el mío es algo inaudito.

Pros: El servicio del sitio es muy amable. Te hacen el café al gusto que pidas sin poner mala cara. Tienen variedad de acompañamiento para comer, pero eso ya no sé cuánto te pueden clavar de extra.

Contra: La verdad es que le encuentro ningún contra. Quizá cambiaría un poco la estética del lugar, pero esto va al gusto del dueño.


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