Me llegaron voces de que en una cafetería cercana a donde vivo se preparaban unos bocadillos de jamón ibérico que te hacían caer de culo y encima a un precio muy accesible (2€ el “mini” de chapata y 3€ el grande de baguette). Me despejé una mañana y me planté en el lugar a las 8h (el sitio abre a las 7h, perfecto).

Pedí mi bocadillo, bien empapado de aceite, y un café americano. Mientras saboreaba el bocadillo, que me supo a gloria, vi cómo le traían el café con leche a la persona con la que había venido, y justo allí ya me engancharon, ya me pillaron como clienta fija: habían elaborado un dibujo de una cara súper amable en la espuma de la leche del café. Sonriente y graciosa. Estamos hablando de una cafetería de barrio, nada pomposa y con un 0 en gusto decorativo, pero con ese detalle se ganaron mi corazón. Otro día volví y a mi acompañante, el del café con leche, le habían escrito “buen finde” encima de la crema espumosa. En fin, el café está rico, el café solo vale 1,15€, no sabe a azufre y si lo combinas con el bocadillo hace que todo el día se vuelva mejor. El placer matutino garantizado.


Pros: El lugar es grande y tiene dos pisos. El segundo es muy íntimo, con mesas grandes y da a un patio de manzana así que entra luz natural, que siempre se agradece. Te ponen mensajes muy majos en el café y saben qué quieres por haber ido una sola vez.


Contras: Ninguna.


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