Si ha habido una palabra que han vendido todos los partidos políticos, desde la transacción democrática, es “consenso”. El consenso en España S. A. tiene dos formas: el silencio o la univocidad. Quien calla, otorga, y si no calla le llenamos la boca de billetes o de pelotas de goma. Usted decide.

La primera de las modalidades, nuestro producto Max Consenso Pujol (originario de Catalunya S. A., pero exportado a otras sucursales autónomas), consiste en el consenso del silencio. Ahora sale Carod Rovira diciendo que la comisión por la adjudicación de obras públicas no era del 3%, sino que altos dirigentes de CiU le aseguraron que era del 5%. Bravo, Josep Lluís, eso es consenso, callarse cuando toca y hablar cuando no cuenta. Por lo mismo, ERC sigue bloqueando las investigaciones en el Parlament sobre las políticas sanitarias del pujolato, y no quiere reconocer que una pelota de goma de los Mossos dejó sin un ojo a Ester Quintana. Por consenso y cohesión, claro que sí.

[quote align=»center»]ERC sigue bloqueando las investigaciones en el Parlament sobre las políticas sanitarias del pujolato y no quiere reconocer que una pelota de goma de los Mossos dejó sin un ojo a Ester Quintana

Callemos, todo sea por el proceso (Maragall y Carod se callaron por el Estatut, pero se hubieran callado por cualquier cosa), todo sea por la unidad (volverán a votar al PP para que no se rompa España), todo sea por el consenso, venga, por qué no, fundemos un nuevo partido: Callemos: Yes we shut (up)! Pongamos cara de buen talante, después de haber vivido el DDD (el Día de la Diada Definitiva: Forcadell, ¿qué coño es esto?) que ya no será el día de la derrota, sino el primer día de la Victoria (Forcadell, en serio: así hablaba Franco). Mientras tanto, Artur Mas está rezando para que no salgan a la palestra las informaciones de que su padre era testaferro de Pujol en un paraíso fiscal, y que él mismo ha sido guiado y designado por consenso familiar.

Pero usted, estimado inversor, también puede necesitar consensos ensordecedores, consensos de megáfono en los que todos dicen sí. Su producto entonces es Max Consenso Plus Botín II (nueva actualización de España S. A., no se lo pierda señor con orejas por las que brotan billetes). Seguro que lo vio, al abrir los diarios parecía que estábamos frente a la muerte de un santo, hizo tantas cosas por España que hasta tuvo que pagar una multa de 200 millones de euros por las cuentas que ocultaba fuera del país. “Un banquero sin fronteras” (Luis de Guindos se refería a que el Banco Santander tiene 79 sociedades en paraísos fiscales). “Emilio Botín es una de las personas más comprometidas con el desarrollo y bienestar en nuestro país que yo haya podido conocer. Y lo hizo desde las generosidad y la dedicación”, escribió César Alierta, presidente de Telefónica (11 sociedades en paraísos fiscales). Bueno, y quizá también porque era el quinto banco que ha recibido más ayudas públicas del Estado, a pesar de que en 2013 ganó 4.370 millones de euros. Pero qué consenso, el don Emilio, qué consenso.

Callamos a la vez o hablamos a la vez para conseguir el consenso más amplio posible, proteger sus derechos de inversor y flexibilizar cualquier ley que le impida expoliar todo el dinero necesario de las arcas públicas. ¿Por qué nadie habla del Tratado de Libre Comercio que están suscribiendo la UE y EUA? Por su seguridad, por el futuro, para salvaguardar el consenso del silencio y, por supuesto, el consenso del megáfono: España va bien, claro.