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Ilustración: Iván Cuadros

[space height=»20″] No se sabe muy bien cómo llamarla: si consulta a secas (Ara, El Punt Avui), o consulta de autodeterminación (El País) o consulta soberanista (El Mundo) o consulta ilegal (La Razón). Y encima ahora, con los malabarismos de Mas, le han salido otros novios: consulta alternativa (La Vanguardia) o sucedáneo de consulta (El Periódico). Y más: consulta indie o consulta calçotada (Évole). Reconozco que ésta última es mi preferida: votar con un calçot en una urna-romescu.

[quote align=»left»]La marca Catalunya está en venta al mejor postor, incluso al mejor impostor, que es el Ayuntamiento de BarcelonaPero Alberto Fernández Díaz ya lo ha advertido: “Barcelona no és un càmping!”, en referencia a los acampados en la plaça Catalunya. Ni un piso turístico, dirán los de la Barceloneta, con sus hordas de ancianos antisistema y niños punkis violentos que corean el mensaje terrorista: “Barcelona no se vende”. ¿Qué se han pensado? Ni que fuera suya. Alberto lo tiene claro: “Si ets radical, portes cresta o amenaces de cremar contenidors, pots fer totes les festes que vulguis fins a altes hores de la matinada”. Hablaba de los criminales de Can Vies (aunque es extrapolable a cualquier turista que pague). Ya se sabe que por quemar un contenedor te pueden caer varios años en la cárcel, pero si robas treinta millones de euros y cobras 900.000 de comisión por construir un hotel al lado del Palau de la Música (“Barcelona no está en contra de los hoteles”, Xavier Trias, es decir, Barcelona sí que podría ser un hotel), o si escondes una fortuna en el extranjero y a tus hijos (qué le vas a hacer) se les dan bien los negocios con la administración que tú presides, pues el juez se va de cámping de autodeterminación, sobiranista y sucedáneo, con porrón, Los Planetas y calçots, y tú duermes en casa. A esto se llama justicia indie.

Pero parece ser que hay un traspaso de la Catalonia Store, o al menos es lo que se desprende de una feria de tour operadores que ha tenido lugar en la ciudad del 6 al 10 de octubre. La idea queda bastante clara en el nombre de la feria: BUY CATALONIA. “Ara és l’hora”, afirma la publicidad que la ANC, Òmnium Cultural y la Associació de Municipis Independentistes han colgado en la fachada de La Pedrera. La marca Catalunya está en venta al mejor postor, incluso al mejor impostor, que es el Ayuntamiento de Barcelona. ¿Por qué? Pues porque ha comprado a la Generalitat un edificio en la Via Laietana y la nave central de Can Batlló (¡cuidao!) por una burrada de millones para que al gobierno le salgan las cuentas. ¿Es que los barceloneses tenemos que pagar la deuda de otros? ¿No nos roba ya suficiente Madrid? ¡Y a los de BTV no les pagan! ¡Esto es el colmo, queridos niños con pelo! Voto por una consulta calçotada en la pista de hielo que van a instalar en la plaça Catalunya (¡Juegos de Invierno en las Ramblas ya!) para que Barcelona se independice de Cataluña ipso facto. Y que venga Pulp.