Sant Jordi 2023 fue un auténtico éxito; las ventas de libros subieron un 5% con respecto al 2022, cuando se facturaron 22,5 millones de euros según el Gremio de Libreros. Para que luego digan que la gente no lee. Desde luego, lo que no hacemos en Barcelona es callar: según un proyecto universitario que ha medido el ruido en la ciudad en los últimos 5 años, el 90 % de los sonómetros han superado la media diaria de jaleo recomendado por la OMS. Qué chorprecha, pienso, mientras el camión del cristal me revienta los tímpanos un domingo a las 9:00 y los vecinos recogen firmas para evitar que nos instalen la discoteca Brisas debajo de casa, en pleno Eixample, en el local de la extinguida Tango. El futuro pinta lleno de bullicio, con lo caro que es mudarse. Hasta Obama se apunta a echar cuatro berridos esta semana al ritmo de Springsteen. No sé si podemos considerar al ex-presidente un ‘turista’ más, lo dudo, aunque la polémica está servida entre nuestros flamantes candidatos a la alcaldía con el tema. Queda un mes para las elecciones, por lo que ya nadie decide nada en Barcelona, ni lo que respecta a los patinetes, tan silenciosos, que a veces ocupan espacio de peatones y vuelan sin casco. El grito más merecido de la semana se lo ha llevado el pasajero borracho y machista de un bus nocturno al que la conductora del mismo expulsó; para eso sí merece meter bulla, y bien fuerte.

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