Superada la temporada navideña y aún por superar la larga y empinada cuesta de enero, es totalmente cliché escribir los propósitos para el año nuevo. Pero somos víctimas del efecto ciclo y de la agridulce vuelta a la rutina, así que además de la paz mundial y de la paz mental, lo ideal para este 2023 sería:

  • Comer más fruta y verdura. Esto pasa por levantar el culo del sofá y acercarse al mercado de tu barrio o no levantarlo y pedir una cesta a domicilio en El Tros d’Ordal, en El Bròquil o en Més Fresques Que Un Enciam (no hace falta que te suscribas, así que puedes pedir la cesta la semana que tú quieras). Otra opción es Talkual, que te envía a casa frutas y verduras imperfectas rechazadas por grandes superficies.
  • Perder la vergüenza y apuntarse al club de lectura de Harry Potter para adultos de La Carbonera.
  • Viajar con el paladar y probar la gastronomía peruana de Pueblo Libre (¡hemos conseguido este propósito! Menú semanal muy recommended), la jamaicana de Joosy Gastro y la india de Casa Masala.
  • Leer más prensa de esa que puedes tocar y no sólo leer online. La librería Freetime ayudará mucho. Todas las revistas del mundo mundial, las tienen.
  • Ya va tocando comprar ropa interior nueva. Recupero esta lista de maravillosas propuestas conscientes.
  • No comer tanta carne, reducir nuestra huella de carbono y pasarse a cotillear por la primera charcutería 100% vegetal de la ciudad.
  • Aceptar que tienes intolerancia a la lactosa es un objetivo. Pero el objetivo principal es organizar una gran cata de quesos veganos de Väcka, Veggie Karma e Inperfecto.
  • Comprarse una agenda y… usarla. Me han dicho que la de Blackie Books es tan chula que dan muchas ganas de darle uso.

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