Había una vez, hace muchos años, un proyecto cultural llamado Biblioteca Provincial de Barcelona. Cuenta la leyenda que debía ubicarse en el obsoleto mercado del Born, hasta que unos arqueólogos descubrieron los restos de la ciudad preborbónica y el edificio acabó convertido en el actual Born Centre Cultural.

“Tranquis, que hay barrio para todos”, dijeron entonces las administraciones. Y se decidió que la nueva biblioteca se construiría entre el Parc de la Ciutadella y las vías, en ese limbo urbanístico que hay entre un zoo con tres tristes tigres y una estación con tres tristes trenes. Ahora, tras años de tira y afloja, el proyecto ha sido declarado oficialmente en punto muerto por falta de presupuesto.

¿Era imprescindible una biblioteca central en Barcelona ahora mismo? Quizá no. ¿Estaría bien tenerla? Sin duda. ¿Merece la pena invertir el pastizal que costaría un nuevo edificio? Puede que no, pero hay otros edificios disponibles que se pueden recuperar invirtiendo mucho menos.

Hay muchas opciones y poco espacio aquí para todas, así que dejo tres propuestas para la ubicación de la futura biblioteca. De nada.

1. El hotel del Rec Comtal
¿Nos hacía falta otro hotel en Ciutat Vella? ¿Les hacía falta más negocio a los Núñez i Navarro? No y no. El polémico edificio se libró por los pelos de la moratoria hotelera y el Ajuntament estimó entonces en 23 millones el coste de paralizar las obras. Teniendo en cuenta los 40 millones que costaría un nuevo edificio para la biblioteca, igual nos daba hasta para comprar los dos edificios que la familia tiene a la venta en la plaça de la Mercè, detrás de Capitania.

2. El Palau de Capitania
En una Cataluña independiente no tendría sentido que el ejército español ocupase un edificio como este, en pleno centro de la ciudad. Y en una Cataluña dependiente… pues tampoco. ¿Y lo bonito que sería cambiar armas por libros? Si Trump y Kim Jong-Un acaban con el mundo a base de un apocalipsis nuclear poco podremos hacer desde aquí, mejor esperar a que llegue el momento disfrutando de una buena lectura.

3. La Catedral y el Palacio Episcopal
Cuando una organización pierde adeptos, lo lógico es que vaya adaptando su estructura a las necesidades de su congregación. ¿Pero por qué vas a deshacerte de metros cuadrados si no pagas IBI, Patrimonio te arregla las goteras y la declaración de la renta te sale a devolver en 250 millones de euros?

Puestos a desenterrar restos de la Barcelona del siglo XVIII, podríamos rescatar también alguna de las tradiciones de entonces, como las desamortizaciones. Quizá así los parroquianos podamos disfrutar al fin de nuestra esperada biblioteca central sin excusas presupuestarias.