Cuando en mayo de 2015 Ada Colau se alzó, contra todo pronóstico, por encima de Xavier Trias en un duelo davidgoliatense, en el Upper Diagonal sonaron todas las alarmas. En el inconsciente de algunos, el advenimiento de la activista en posesión de las llaves de la ciudad se desarrollaría, inexorablemente, a través de una delirante distopía orwelliana que podría narrarse más o menos así:

Tercer año del Reinado Colauense

“La socialización final está cerca. En Plaza Kennedy, sepultado bajo metros de hormigón, se ha construido un Centro de Reclusión Temporal. Desde allí, la nueva clase de viejos-ricos trabajadores son conducidos cada mañana con el Tramvia Blau hasta lo alto del Tibidabo, donde se ven obligados a trabajar de sol a sol reforestando el monte, alimentando los jabalíes y recogiendo latas de Xibeca. En el Cinesa Diagonal, símbolo otrora de la juventud más pudiente de nuestra ciudad, se elevan los cuarteles populares de la milicia Colauense, donde se ha expedido por decreto-ley que la zona debe permanecer constantemente cubierta por una inquietante neblina. Todos los parques y jardines privados han sido colectivizados para la plantación de marihuana y el enriquecimiento de uranio. No sabemos si podremos reunirnos en Baqueira por Navidad.”

Afortunadamente (o no, decidan ustedes) cuando Bcomú ganó las elecciones —había vencido en seis de los diez distritos de la ciudad (Ciutat Vella, Horta-Guinardó, Nou Barris, Sant Andreu, Sant Martí, Sants-Montjuic) y obtuvo la segunda plaza en otros tres (Eixample, Gràcia y Les Corts)— la agenda aplicada por la flamante alcaldesa fue algo más moderada que lo descrito anteriormente. Sea como fuere, lo que está claro es que no consiguió convencer a los vecinos de Sarrià-Sant Gervasi, ya que fue allí donde sacó sus peores resultados al quedar por detrás de Convergència i Unió, Ciutadance y el Partido Popular.

Pasado casi un año de aquel 24 de mayo ¿Cómo se valora su gestión más allá del Muro?

A estas alturas el Upper Diagonaler inspecciona minuciosamente cualquier modificación fruto de la acción municipal que haya sido introducida por tierra, mar y aire. “¿Dónde están las barricadas, los campos de algodón y el impuesto revolucionario en los puntos de acceso al barrio?”, se preguntan confundidos. “¿Acaso es uno de los nuestros?”

Bien, no exactamente. Hay una razón por la cual el Upper Diagonaler no puede regodearse en su desatino y darle forma a sus monstruos. Utilizando una analogía de masas: si Ada Colau fuera la capitana de un equipo de fútbol y los distritos fueran los jugadores, Upper Diagonal se pasaría la temporada calentando banquillo. Y es comprensible si atendemos a la carta de presentación de la activista al llegar a la alcaldía: gestión del turismo masivo y lucha contra las desigualdades.

Y, claro… en el barrio no hay turismo. Sí, hay algún edificio modernista de interés, como la Torre Bellesguard en Collserola o La Porta de Finca Miralles en el barrio de Sarrià. También está el Monestir de Pedralbes o el Cosmocaixa. Pero desengañémonos: cuando te encuentras a un turista vagando por el corazón del Upper Diagonal, hay muchas más probabilidades de que te pare preguntándote dubitativamente por el Parc Güell, el Casino del Port o La Roca Village.

¿Y qué hay de la lucha contra las desigualdades en el distrito cuya renta dobla la media y cuyo paro representa la mitad?

Rebobinemos. El paro, la mitad. La renta, el doble. Así a bote pronto, no parece que Gerardo Pisarello, regidor del distrito, haya tenido que congregar multitudes para parar desahucios en la zona. Tampoco nos imaginamos que el aumento presupuestario para las becas comedor haya tenido un gran impacto. Y es normal. Nadie pide barritas Pescanova cuando le sirven lenguado fresco.

Ya a estas alturas del diagnóstico, el Upper Diagonaler, persona ilustrada que leyó a Baudelaire en los cursos intensivos de verano del Liceo Francés, se repite a sí mismo que el mayor truco creado por el diablo fue convencer al mundo de que no existía. Algo habrá, suspira… algo habrá.

Espera un segundo… ¡pero si Colau no hace nada! Ni nos han expropiado la finca, ni prohibido fumar en el jardín, ni obligado a utilizar el metro. ¡Nada, Colau no hace nada! ¡Colau, dimisión!

[divider]
[space height= «20»]

[gdl_icon type=»icon-asterisk» color=»#222″ size=»12px»] Nota para primerizos/as: el concepto Upper Diagonal (o Upper Diagonaler, cuando se refiere a un individuo concreto) no se mide exclusivamente con los parámetros geográficos que delimitan el distrito de Sarrià-Sant Gervasi. Por encima de la Diagonal hay media Barcelona. La adscripción de Upper Diagonaler refleja, sobre todo, una actitud vital determinada. O como dijo el filósofo: “Todo pepino es verdura, pero no toda verdura es pepino”.