250€ para los gastos de alojamiento de Julián. Tiene 18 años y ha acudido a una asociación en busca de ayuda porque no tiene un lugar digno donde dormir. Hasta ahora era un protegido de los servicios sociales porque sufrió maltratos físicos por parte de su madre en su infancia. Ahora, sin redes de apoyo social, no tiene casa.

En septiembre de 2010, cuando la cosa ya se estaba poniendo jodida de verdad, Manuel Roca, que ya lo había petado con Atrápalo, decidió poner en marcha miaportacion.org. Ya sabía que internet era un buen medio para acercar a quien necesita y a quien puede dar. «Internet es el canal perfecto», dice Blanca Piera, encargada de la comunicación de la ONG que busca casos concretos, los publicita e intenta subsanar problemas con aportaciones pequeñitas.

La segunda cosa de la que se dieron cuenta es de que la donación periódica «se enfriaba mucho». Y para trabajar la relación entre quien da y quien recibe se les ocurrió lanzar proyectos muy pequeños y concretos. Como el de Julián. O el de Trini, que vive en una residencia y necesitaba un secador de pelo. O el de Carlos, que no podía pagar los libros de texto de sus hijos para el próximo curso.

Trabajan en Barcelona aunque los proyectos son en toda España. Para evitar que se cuelen jetas, trabajan con entidades y nunca con particulares. «Por fiabilidad», cuenta Piera, «y como una forma de ayudarles». Empezaron hace cuatro años y ya han conseguido 2.200 ayudas. «Tanto materiales -hasta un cajón flamenco-, como económicas o personales». Muchos son voluntarios que llevan a pasear a personas con movilidad reducida, por ejemplo.

Nunca son proyectos, se trata de pequeñas necesidades. «1.200 euros como mucho, si es más, hablamos con la entidad para fragmentar la oferta», explica Piera. La evaluación es siempre previa y son pocas las veces que no se cubre.

En miaportacion.org trabajan dos personas y cuentan además con dos becarios. A jornada reducida y con conciliación a tope porque es todo muy digital. De hecho, hablamos con Blanca por teléfono y de fondo se oía a sus niños pidiéndole atención.

Lo malo de todo esto es que a veces aparecen necesidades que debería cubrir el Estado o el Ajuntament y no la solidaridad individual. «Posiblemente hay casos que deberían ir por otros canales», admite Piera, pero tampoco cree que debieran dejar de hacerlo porque son necesidades urgentes: «o ayudamos a alguien o le cortan la luz». Y a veces han conseguido que las instituciones «agilicen trámites». Un caso modelo son las deudas de agua, en las que han hecho de mediadores entre el Ajuntament y el afectado.

«Es un canal más, un altavoz», concluye Piera. Cada uno se busca sus castañas cuando la red pública se retira. Miaportacion.org parece ser un buen fogón.

Por cierto, que la aportación para Julián está en marcha.