Mientras Jordi Pujol y Marta Ferrusola declaran sus continuos viajes a Andorra, hay otras noticias. Enric Casi abandona Mango. En su línea de transparencia habitual, no aclara el porqué. Casi es el artífice del éxito de Mango en los últimos años, incluido, en parte, el derrumbe del Rana Plaza en Bangladesh, donde murieron 1.127 personas, la mayoría trabajadoras del textil esclavizadas.

La explotación también está aquí. Los Mossos han detenido hoy a cinco personas por explotar a chinos. Según el diario EL PAÍS, los arrestados prestaban dinero a los chinos para que se costearan el viaje hasta el Estado español y después les obligaban a trabajar para ellos en un régimen de semiesclavitud.

Las humillaciones no terminan. Pero la federación catalana de la discapacidad, Dincat, quiere ponerle fin. Eso de cantar en los campos de fútbol «ser del Barça es ser un subnormal» se va a acabar. Consideran que esos insultos van contra el colectivo de discapacitados. A quien han denunciado es al Real Madrid, que es del que tienen grabaciones de las retransmisiones en televisión en las que se han colado cánticos de ese tipo. Ya habían puesto una denuncia general a Antiviolencia antes, pero les pidieron que se dirigieran contra alguien. Ellos son el primer colectivo en ponerse manos a la obra para callar a los energúmenos, el de las trabajadoras del sexo podría ser el siguiente. Me explotan los tímpanos cada vez que escucho a una afición: «que lo vengan a ver, que lo vengan a ver, eso no es un portero, es una puta de cabaret». Denigrante.

Que la Fiscalía no reabra el caso del 4F a pesar de la decena de irregularidades en el caso, en parte, lo esperábamos. Lo que no esperan ellos es que seguiremos aquí. Lo que tenemos, es tiempo, como decía Diana Junyent, amiga de Patricia Heras en Ciutat Morta. El problema es el sistema.