Un fanzine ideado por Andrea Galaxina


Cuando regentaba con un muy buen amigo mío una tienda de discos, Andrea nos mandaba siempre los nuevos números de los fanzines que publicaba en Bombas Para Desayunar, su pequeño sello de autoedición, para que los vendiéramos en el local. Con los años la tienda cerró y dejamos de vender fanzines, pero Andrea ha seguido editando libritos y ahora me encuentro en 2018 con su publicación número 53 entre las manos, algo llamado Aquí vivía yo, un compendio de textos de varios autores y autoras que orbitan alrededor de la idea de los espacios habitados y de la idea del hogar, cada uno de ellos acompañados de una foto o ilustración que plasma ese espacio y esas sensaciones que nos plantean los narradores.

Un pensamiento se convierte en tangible y se genera este fanzine, que en sí mismo es el hogar de todas estas vivencias que contiene y de todos estos autores, y que, una vez leído, se espera que también sea el del lector.

Si bien el tema es más que interesante –sobre todo en esta época nuestra de crisis del alquiler y de la mutabilidad de los hogares– lo que me gustaría destacar es el papel de la editora. En cada página y en cada texto se nota la presencia de ese director que orquesta el conjunto y lo convierte en una unidad coherente. Entre cada línea y cada frase puedo ver a Andrea mandando un mail o hablando con cada uno de los colaboradores y diciéndoles cosas como “quiero hacer un fanzine sobre los lugares y hogares que más te han marcado” o “me molaría que hablaras sobre tu barrio, sobre las tiendas que hay ahí, sobre las personas con las que te cruzas o te cruzabas por la calle”. Todo este contenido que no está impreso pero que subyace ahí es lo que más me fascina.

En cada relato se intuye esa presencia que es el origen de este fanzine, porque sin Andrea, sin esta inquietud o sin esta idea que se le pasó por la cabeza un día cualquiera, este panfleto no hubiera existido nunca. Son esta pasión y esta necesidad las que marcan la diferencia, las que hacen que un pensamiento se convierta en tangible y, entonces, se genere este fanzine, que en sí mismo es el hogar de todas estas vivencias que contiene y de todos estos autores, y que, una vez leído, se espera que también sea el del lector.