Más de la mitad de la población mundial tiene la regla pero sigue existiendo un gran estigma en el tema que nos hace tratarlo como tabú en varias ocasiones. Esta última oleada feminista ha luchado por naturalizar la regla y eliminar por completo todas las creencias vinculadas a la demonización del período, evidenciando que la sangre menstrual podía ofender más que la derramada en feminicidios.
Un claro ejemplo es el de Rupi Kaur, poeta e ilustradora, que subió una fotografía a Instagram donde mostraba libremente su sangre menstrual y, tras ciertas críticas, fue censurada. Las decisiones tomadas por las políticas de la red social acabaron causado un efecto rebote y ahora son muchas las personas que muestran su sangre vaciando las copas menstruales, usándola para regar las plantas e, incluso, pintando con ella.
El free bleeding o sangrado libre es una práctica que consiste en no usar ningún elemento para recoger la sangre durante el periodo.
Los productos alternativos a los tampones y las compresas han ganado peso en el mercado. Según la empresa barcelonesa de copas menstruales Eureka! Cup, una sola persona menstruante puede llegar a gastar aproximadamente 7.200 tampones o compresas a lo largo de su vida. Cabe recordar que un tampón tarda 6 meses en desintegrarse y las compresas, al contener plástico, 300 años. Vale la pena echar un vistazo a las copas, las compresas de tela o las bragas menstruales y tomar conciencia como consumidores.
No obstante, ¿qué pasa si manchamos? Se evita a toda costa por razones lógicas pero se ha inculcado tanto la vergüenza a ese “percance” que ha generado un terrible pánico por manchar. ¿Sabéis qué? Puede pasar y no pasa nada. Kiran Gandhi, productora de música electrónica y activista, corrió la Maratón de Londres sangrando libremente como acto de protesta al tabú de la regla y al poco acceso a productos de higiene íntima en muchas regiones del mundo. Este acto la elevó a icono feminista a pesar de hacerlo por pura comodidad y abrió los ojos al mundo occidental actual dando a conocer el free bleeding.
Como su propio nombre indica, el free bleeding o sangrado libre es una práctica que consiste en no usar ningún elemento para recoger la sangre durante el periodo. Parece muy innovador pero no los es. Muchas personas lo practican al no tener acceso a ciertos productos. Además fue un movimiento que se usó en los 70 como protesta por los casos del síndrome de choque tóxico (SST) vinculado al uso de tampones.
No solo se trata de dejar fluir la sangre libremente sin sentir asco o sentirse suicie, también se pueden ejercitar los músculos de la vagina y el suelo pélvico para conseguir retener la sangre hasta ir al baño para soltarla.
No solo se trata de dejar fluir la sangre libremente sin sentir asco o sentirse suicie, también se pueden ejercitar los músculos de la vagina y el suelo pélvico para conseguir retener la sangre hasta ir al baño para soltarla. Se necesita conectar con el cuerpo y aprender a notar cuando se sangra y cuando no – porque no se sangra constantemente – para aguantar. Parece imposible pero se puede aprender igual que aprendemos a aguantar la orina. Aún así, debemos recordar que no es un camino de rosas, cada cuerpo tiene sus funcionalidades y muches han tardado meses en lograr controlarlo.
Este confinamiento puede ser un buen momento para ponerlo a prueba. Se recomienda empezar en casa con ejercicios de Kegel, suelo pélvico, hipopresivos o usar bolas chinas, que refuerzan los músculos vaginales. El objetivo principal es sentirse cómode, conocer más tu cuerpo y abolir entre todes los estigmas de la menstruación como forma de opresión patriarcal.