Dotado con el don de la clarividencia y tras arruinarse al póker online, el Pitoniso Anónimo monta esta columna para responder tus preguntas sobre el futuro de Barcelona en sus múltiples variantes.

[dropcap type=»circle» color=»#ffffff» background=»#83aebd»]1[/dropcap] ¿Habrá consulta? Claro que habrá consulta, de hecho habrá dos. La primera será en la consulta de la doctora Ramírez, una psicóloga madrileña que atenderá a Rajoy en pleno ataque de ansiedad. Tras la aparición del nuevo Diccionario de la RAE, algunas de las palabras de la Constitución deberán actualizarse y un becario corrector encontrará hasta cinco errores tipográficos y dos de puntuación. Cuando Rajoy se entera de que debe retocar el texto original entra en pánico y se aficiona al Diazepam. La otra consulta se la hace el doctor Amat a Artur Mas, quien tras su proceso interior de obcecación y obstinación irá reduciendo la cantidad de palabras de la pregunta hasta que finalmente consiga el permiso del Tribunal Supremo al lograr reducir la pregunta a esto: “¿?”. Gana el “No” por goleada, principalmente por el cenicismo inherente al catalán, y también por lo inconcreto del interrogante. Entonces Mas intenta convencer al Gobierno Central de que la pregunta elidida era: “¿Desea que Catalunya siga perteneciendo a España?”. Tras recibir hasta tomates en el pleno, desayuna ahora ansiolíticos en su psiquiátrico de confianza.

[dropcap type=»circle» color=»#ffffff» background=»#83aebd»]2[/dropcap] ¿Se propagará el Ébola? Podéis estar tranquilos, los muertos por accidentes con batidoras domésticas superan de largo el histórico de contagios conocidos por esta arma biológica diseñada por los yanquis en el rodaje de Estallido. El último caso conocido en España fue en 2017, Aitor, un vasco afincado en la Barceloneta, que tras ser diagnosticado decidió curarse solo, a base de un sistemático levantamiento de autobuses matinal.

[quote align=»center»]Artur Mas, tras su proceso interior de obcecación y obstinación irá reduciendo la cantidad de palabras de la pregunta hasta que finalmente consiga el permiso del Tribunal Supremo al lograr reducir la pregunta a esto: “¿?”[dropcap type=»circle» color=»#ffffff» background=»#83aebd»]3[/dropcap] ¿Acaba Pujol en la cárcel? Por supuesto que no. El vástago Oleguer conseguirá el acceso al botón de borrar y mandará las pruebas a tomar viento. Por si fuera poco, las cárceles pertenecen a una sucursal de una filial de una empresa suya. Esa misma se encarga de sobornar jueces sólo por diversión. Son los mismos que han creado la suite de Bárcenas y le suministran las escorts de lujo diariamente. Tras cierto revuelo popular, el caso acaba soslayado por otras estafas mayúsculas a cargo de otros presuntamente intachables.

[dropcap type=»circle» color=»#ffffff» background=»#83aebd»]4[/dropcap]¿Ganará el Barça alguna Champions más? Tras el periplo Messiánico, Leo acaba siendo el nuevo Papa con el beneplácito del antiguo Papa Francisco. En el futuro las religiones son una parte más de las tertulias televisivas en los programas de telebasura y se destripan los aceptados romances entre sacerdotes y monaguillos. Se llega a hacer un Gran hermano episcopal que rebasa las cotas de lujuria y desenfreno de todas las ediciones previas y consigue grandes índices de audiencia.

[dropcap type=»circle» color=»#ffffff» background=»#83aebd»]5[/dropcap] ¿Hasta cuándo dura el sistema monárquico español? La monarquía es inmortal. Antes desaparecen las Cortes, el Parlamento y el Congreso de los diputados. Hay ciertos tópicos patrióticos que nunca desaparecerán, y, al menos hasta el 2035, que es hasta donde alcanza mi visión, podrás seguir yendo a las ventas, bebiendo sangría y adorar/odiar al Borbón de turno.

[dropcap type=»circle» color=»#ffffff» background=»#83aebd»]6[/dropcap] ¿Llega Podemos a gobernar el País?
Sí. Lo hace por designio de los gobernantes actuales e incurre en todos los errores que había criticado, con la inicial aceptación popular y el posterior beneplácito de los votantes. Esto funciona hasta que se inventa la siguiente mierda y amparados en el manto de la democracia y la libertad ponemos a los mismos a gobernar, y cada vez con un nombre más parecido a lo único que quieren: el poder.