Hace unos meses, concretamente el 1 de abril, publicábamos un artículo, Discriminadas por todo, en el que reseñábamos dos casos de exclusión a mujeres: uno por religión y otro por orientación sexual. En cuanto al segundo, decíamos, concretamente:

La intolerancia no entiende de límites, no. Porque no sólo va contra la religión, también contra la orientación sexual. También la semana pasada, un camarero de Store Café, en Travessera de Dalt, abroncó e instó a que abandonaran su local a una pareja de lesbianas que se besaban en su establecimiento. El tipo dijo que era “inapropiado” y que otros clientes se habían quejado. Últimamente no tenía muchos ingresos y claro, el negocio es lo primero. Lo que a este estúpido se le ha olvidado es que esa pareja también eran clientas. Pero claro, mientras no tengamos polla seguimos siendo invisibles.

Bien. Hace unos días, Store Café se puso en contacto con BCN MÉS para hacerle llegar una nota de l’Observatori contra l’Homofòbia en la que rectificaba su primera denuncia. En ella aseguraba que el camarero había echado a una pareja de lesbianas del bar por besarse. Ahora, l’Observatori afirma «que es probable que la denuncia de las chicas fuera falsa». ¿Qué ha pasado?

El presidente de la asociación, Eugeni Rodríguez, recibió a finales de marzo a la pareja que ya había denunciado al café por una presunta discriminación homófoba. Rodríguez dio validez a la denuncia y difundió la noticia de la que varios medios, como BCN MÉS, se hicieron eco. En ella no aparecían los nombres de las agraviada pero sí el del bar, con lo que eso conlleva. La dueña de Store Café, abrumada por los hechos, se reunió días después con el presidente de l’Observatori y le presentó el vídeo de las cámaras de seguridad que desmentiría los hechos. Aunque en él no se recoge el momento en que el camarero se acerca a ellas, sí aparece el inmediatamente posterior. Y en él se ve que hasta que la pareja abandona el local pasan unos 20 minutos, en los que siguen dándose amor sin que se aprecie ninguna incomodidad.

Con esto nadie dice que la denuncia sea falsa pero sí que cabe pensar que «se aparte de la verdad y los hechos no se correspondan con la realidad». En cualquier caso y hasta que se esclarezcan los acontecimientos, está claro que se obvió el derecho a la presunción de inocencia. L’Observatori deberá actuar con más cautela, porque los medios le damos credibilidad como autoridad. Y sería una pena que la perdiera.