Da un poco de rabia y puede ser incluso contraproducente para la concordia de las luchas sociales, pero –por fin– los fondos de inversión que especulan con el sector inmobiliario barcelonés se asustan. Fastidia porque no es por el éxito de los movimientos contra la masificación turística o la PAH, sino por el absoluto y absurdo monotema. ¿Nos lo creemos? ¿Lo aprovechamos?

El Salón Inmobiliario de Barcelona, que reúne anualmente a las empresas más grandes del cuestionado sector, respiraba un ambiente sombrío. Porque la incertidumbre política es la única circunstancia que le da la vuelta a la tortilla y enfoca el pánico hacia quienes normalmente juegan con nuestros nervios.

Quien ríe el último ríe mejor. Desde hace meses, constructores, inmobiliarias y fondos se frotan las manos con la incesante subida de precios del metro cuadrado en Barcelona, que según Idealista ronda el 22%. Gonzalo Bernardos, uno de los economistas que acudía al encuentro del sector, comentaba que esta subida era peligrosa.

Hay pisos que han llegado ya a los precios que alcanzaron en el pico de la burbuja inmobiliaria. Según una noticia de eldiario.es, en el Raval hay inversores comprando el metro cuadrado incluso a 8.500€, cuando el precio medio llegaba “solo” a los 4.335 euros el metro cuadrado en el tercer trimestre de este año, según el Ayuntamiento de Barcelona.

Son datos preocupantes. Pero para echar más leña al fuego, nuestros sueldos no se parecen ni en broma a los de 2007. Es más, no son ni la sombra de lo que fueron. Como publicaba El Español en marzo, el Estado “sale de la crisis con 35.000 millones menos en salarios”. Para más inri, el poder adquisitivo de los catalanes ha disminuido un 5,8 por ciento respecto al 2011.

Todavía no hay cifras oficiales de que ese precio baje, pero distintas fuentes del sector comentan que, en general, “el mercado está parado”. ¿Dónde se va el dinero? Obviamente a Madrid, pero también a Valencia. Y sobre todo fuera, porque la inseguridad jurídica asusta a los fondos que invierten en Catalunya, pero también en el resto del Estado. Contra las grandes alarmas, la caída de los precios será una buena noticia para algunos más que quienes quieren vivir en la ciudad en la que trabajan y sueñan: se prevendrá una burbuja inmobiliaria “que acabaría estallando en un par de años”, aseguraba Bernardos.

Y yo me pregunto, ¿qué da más miedo, la independencia o tener que irte a vivir fuera de Barcelona porque no puedes pagar un alquiler de 900€ al mes por 40m2 en el centro? Quizá y contra todo pronóstico, los barceloneses salgamos ganando algo de esta guerra entre políticos sordos y menores de edad. Nos va el techo en ello.


DATOS DE INTERÉS:

• Hasta abril de 2017 se han tramitado 268 expedientes a bancos por pisos vacíos.
• El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) suspendió en julio la tasa sobre los pisos vacíos que aprobó el Ayuntamiento de Barcelona.
• El impuesto consistía en que los inmuebles de grandes propietarios que llevaran más de dos años desocupados pagarían 633 euros.