Se dice que todo creativo necesita a un matemático para sobrevivir. Lo corroboran Cris Gago y Felipe Saal, la pareja de vida y de trabajo que hay detrás de Moömo Studio.

Hablamos con ellos para que nos desmenucen el gasto y el trabajo que supone producir ropa (si se hace bien). Ella, diseñadora de moda, es el alma creativa del proyecto y él, diseñador web, aporta la parte racional que todo negocio necesita. Juntos crean el tándem perfecto para vivir la aventura que supone lanzar una marca que apuesta por la calidad y sostenibilidad de sus productos.

El tándem de Moömo Studio

“Desde que acabé la carrera, mi sueño ha sido crear una marca bajo los ideales del slow living, para poder ir en contra del consumismo aceleradísimo en el que vivimos”, me explica la fundadora de este proyecto que se quiere caracterizar por la edición limitada. Pese a la explícita pasión de Cris por los jerséis (le encantan los de su abuela), Moömo Studio no ha lanzado más que 30 unidades de los tres modelos que ha producido este invierno.

“Producir pocas prendas, atemporales y conscientes también es ser sostenible”.

“Creo que el mundo ya está suficientemente sobrecargado de cosas para que yo le añada aún más. La base de la sostenibilidad está en rebajar muchísimo el nivel de consumo. Por eso, producir pocas prendas, atemporales y conscientes también es ser sostenible”. Este pequeño negocio apuesta por prendas duraderas, huyendo de las (cada vez más y más fugaces) tendencias que nos imponen las grandes marcas en forma de producciones masivas y que solo sirven para que cada temporada sintamos la presión de tener que renovar el armario (y de gastar, claro).

Sus jerséis valen 75€. Vaya. Te parecen caros. Aunque sabes que los competitivos precios de Inditex pisotean los derechos humanos y el medioambiente, te parecen caros. No pasa nada. A mí también me lo parecían. Tenemos tan interiorizados los precios que nos ofrecen estas grandes empresas, que cuando se superan nos parece excesivo, incluso abusivo.

Confeccionar un jersey sostenible

Pero ¿sabemos realmente cuánto cuesta fabricar un jersey? Yo, personalmente, no lo sabía. Por eso acudí a Cris y Felipe, que accedieron encantados a explicarme en que se invierte cada euro que reciben por sus prendas.

Cada negocio tiene unos recursos y unas necesidades diferentes, que hacen que los costes de producción suban o bajen. En concreto, en Moomo Studio se toman al pie de la letra lo de “llevarse el trabajo a casa”, porque su casa es su oficina y su tienda online. Por tanto, ahorran todo el gasto que supondría alquilar uno o varios locales.

También es el espacio de creación de Cris, la encargada de diseñar los modelos. Solo este primer paso le ocupa una semana a jornada completa, pero admite que no considera ni las horas que le dedica, ni el resultado de estas, como trabajo remunerado: “El total de horas es incontable, cada día le hecho un rato. Tengo aceptado que es por amor al arte. Porque diseñar es mi pasión y esta marca mi bebé. Y Felipe igual a la hora de diseñar la página web, el Instagram, etc.”

Una vez hay unos diseños claros, van con sus ideas hasta Igualada, donde está la empresa de confección de Joan y Asunción, otra pareja que lleva toda la vida dedicada al textil. Los escogieron porque tanto ellos como sus proveedores son un ejemplo de buenas prácticas en su trabajo, poniendo por delante la dignidad y el respeto tanto por las personas como por el planeta.

Cuando encuentran los materiales y colores ideales, Asunción programa el diseño a ordenador, para mandarle la información a las tricotosas y confeccionar el jersey. “Esa programación nos supone 1,67€ por jersey. El total son 200€ y lo dividimos por el total de la producción. Si produjéramos 300 piezas en vez de 90, nos saldría mucho más barato. Al ser poquitas unidades, muchos costes suben.”

De las máquinas salen todas las partes de los jerséis, que luego une a mano una costurera. También cose las etiquetas de composición y de marca, que les cuestan medio euro a Moomo. Pero antes de eso, Joan le hace a Cris una muestra, para ver si es justo lo que busca. Si está bien a la primera, genial. Pero si no, se repite la muestra con las modificaciones pertinentes. Cada una cuesta 1,58€. Cuantas más se necesiten, más gasto supone para la marca.

Jersey_moomo_studio

Sin contar estos pequeños pluses, el proceso de confección, incluyendo los materiales, son 23€ de los 75€ que después pagaremos por la prenda. Un dinero que desde Moomo dan sin rechistar: “Cuando Joan me dijo el precio por primera vez, simplemente lo creí. Porque lo ves. Lo ves a él y a su familia, ves su fábrica, las horas que le echan, etc. Creo que esta cercanía, este contacto humano, les da mucho valor a las cosas y se pierde con las grandes marcas.”

Ya está hecho el jersey. Pero el gasto no acaba ahí. Cuando reciben un pedido, deben enviarlo y empaquetarlo, lo que les supone 5€ más. Cuatro por los gastos de envío y uno por su cuidado packaging, que está compuesto por una tarjeta de papel reciclado (con un dibujo a mano de Cris) y una bolsa compostable. Ya son 29€ que van totalmente destinados a cubrir lo que se denominan costes directos.

Los costes reales

Estos son los costes más evidentes, los más claros, pero no los únicos. También existen los costes indirectos, es decir, aquellos que no surgen de la producción de la ropa, pero que son necesarios dentro de una marca. Entre estos, destaca todo lo que tiene que ver con el marketing. Además de todas las horas que le dedica Felipe (que considera altruismo hacia ellos mismos), publicitarse en redes sociales como Facebook o Instagram vale dinero. Concretamente, entre 10 y 12 euros de cada jersey.

Para hacer esa publicidad, deben existir fotografías que muestren lo que se publicita, es decir, los diferentes modelos de la marca. Por lo tanto, es necesario una sesión de fotos. La más barata que Cris y Felipe encontraron (y recortando tareas, como la de estilismo, que se cargaban sobre las espaldas) no bajaba de los 1.000€: “Nos lo tomamos como una inversión para la imagen de la marca. Pero claro, eso dividido entre cada jersey de la colección, son 12€. Si yo produjera 1.000 piezas, solo me supondría 1€ por prenda, y sería una inversión más fácil.”

Y llega el momento más divertido de todos, el de poner en orden toda la burocracia legal y pagar impuestos. Eso suponen 16€ más de costes por cada prenda de la marca. Si sumamos todos los gastos que nos han ido desgranando, vemos que, tirando a lo bajo, los costes de cada jersey no bajan de los 70€.

“Si siguiéramos las normas de venta tradicionales, deberíamos multiplicar el gasto por 2,5, para conseguir una ganancia de 1,5. Si lo hiciéramos así, tendríamos que vender el jersey a unos 170€. Pero no es sostenible que solo te compren 10 ricos. Tiene que dejar de haber un público tan específico. Nosotros nos plantamos en 75€ para ser lo más sostenibles posibles, sin dejar de ser medianamente accesibles.” Me explica Cris sin que yo pueda disimular mi cara de asombro.

“Ganarse la vida así es complicado, y más si estás empezando, pero no queremos renunciar a nuestros principios. De momento tenemos otros trabajos para poder vivir.”

Es decir, por cada jersey cobran 5 eurazos, que deberían servir para pagar los salarios inexistentes de Cris y Felipe, los varios viajes de Barcelona a Igualada para confeccionar la ropa, entre otros gastos que la pareja ni siquiera tiene en cuenta para seguir motivada con el proyecto. Sin duda, si derrochan algo es optimismo y esperanza: “Ganarse la vida así es complicado, y más si estás empezando, pero no queremos renunciar a nuestros principios. De momento tenemos otros trabajos para poder vivir.”

Así que, un jersey por 75€, que nos parece caro, no solo no es ni excesivo ni abusivo, sino que ni siquiera cubre los costes de una producción controlada y cuidadosa con los derechos laborales y medioambientales, de una empresa que cotiza íntegramente en nuestro país. En cambio, sabemos que multinacionales como Inditex, vendiendo sus jerséis a 20 o 30€, tienen cada mes ganancias estratosféricas. Es obvio que la producción en masa reduce muchos costes, pero ¿tantos? ¿No os preguntáis cuantas reglas se deben saltar, cuántas cosas deben hacer mal, para poder hacerse millonarios con estos precios?