No iban a dejar que se «fueran de rositas». Los políticos ya habían dejado claro que la absolución de las 20 personas acusadas de atentado a las instituciones en la protesta Aturem el Parlament, de junio de 2015, promovía este tipo de manifestaciones. Y el Tribunal Supremo, lejos de seguir la línea de la Audiencia Nacional -que los absolvió-, ha dictado una sentencia que satisface las ansias de orden de muchos de los políticos que aquel día se enfrentaron a una sociedad indignada. Un golpe en la mesa que se traduce en 3 años de cárcel para los acusados.

Unas 500 personas se manifestaron ayer en Plaza Sant Jaume contra esta sentencia que revierte todo un proceso en el que el derecho de manifestación había primado por encima de los demás y había sido reconocido por todos los tribunales. La abogada de algunos de los acusados, Anaïs Franquesa, transmitía a La Directa que no esperaban la sentencia y que ésta tiene «claras connotaciones políticas». Así lo cree incluso uno de los jueces del Supremo, Perfecto Andrés, que ha emitido un voto particular defendiendo la absolución.

¿Qué hicieron para ir a prisión? Corear lemas, recriminar las políticas de recorte de gasto, o decirle a un diputado que no les representaba. La protesta de ayer es sólo la primera. Para el sábado se ha convocado una gran manifestación, que partirá de plaça Universitat a las 19h. Con todo el espíritu de los primeros días del 15M.