Hay mundos que colisionan y se funden y más o menos son lo mismo aunque un poco distintos. En todo esto de la autoedición no existen las fronteras y un día podemos estar hablando de fanzines y otro día de un casete o lo que sea; al fin y al cabo son formas de comunicar lo que existe en un cerebro sin sucumbir a las inercias desagradables del mercado.

El otro día le pillé a Dani —capo del sello Snap! Clap!— el casete de Cosmo-K, un conjunto de pop acústico formado por unos tal Ángela, Álvaro y María (ella es María El problema, fanzinera, punk y ser humano). El caso es que ese sello tiene una serie de ediciones que, precisamente, consisten en un casete acompañado por un fanzine; los formatos más baratos, preciosos y básicos de esto de hacerse las cosas uno mismo.



El fanzine que acompaña el casete es un precioso cuadro con las amistades del grupo. Cosmo-K pidieron a varios de sus colegas que ilustraran y escribieran lo que quisieran sobre una de las canciones que aparecen en el casete. Allí se encuentran Conxita Herrero, Marc Torices, Jorge de Cascante, Nacho García, Sabina Urraca y muchos otros, en una especie de homenaje sencillo y sincero a la amistad.

Porque, joder, la autoedición es libertad, accesibilidad y, ante todo, los colegas. Es con la gente con quien haces las cosas (fanzines, discos, películas); es con la peña con quien vives situaciones que luego escribes y plasmas en varios DIN A4 impresos y doblados; es con tus amigos con quienes luego compartes esta música y estos textos que has escrito y luego os vais a beber cerveza y comentáis los discos y los fanzines de otra gente y descubrís cosas nuevas y emocionantes y es entonces cuando crees que todo es genial y que estás en el mejor sitio del mundo con la mejor gente del mundo.