Sabíamos que había que ser muy inocente para pensar que la proyección de Ciutat Morta serviría para reabrir el caso, pero sí esperábamos que fuera suficiente para que abriésemos los ojos y, cada uno en su ámbito, ejerciera su trabajo con más rigor. És a dir, que los jueces tendrían en cuenta algo más que los testimonios de la policía para dictar sentencia. Pero no.

Sentencias del juicio por Can Vies. 3 años y 9 meses para un chico por tirar una botella contra el escudo de un mosso. Un año a otro chico por resistencia a la autoridad y a otro más por el mismo motivo, de ocho meses. Un año a una fotoperiodista por tirar una piedra pequeña. Lo que se tuvo en cuenta fue exclusivamente el testimonio de los policías. Ni el de los acusados, ni el de ocho vecinos que, según cita La Directa, testificaron que los chicos no se resistieron a las detenciones o que no atentaron contra los policías.

Es grave, grave porque, entre otras cosas, la chica estaba trabajando y su cámara sufrió desperfectos. La Directa y El País, medios para los que trabajaba, escribieron cartas diciendo que estaba de servicio. Ni eso valió como prueba. No han aprendido nada. No aprenden nada.