El espectáculo gráfico de estos libritos ya justifica la lectura, siempre que os gusten los trazos al estilo de Gabriel Corbera o Aidan Koch

Nadabien es un tal Ramón, que vive en Madrid. No sé si el tipo es de Madrid, pero por lo que parece ahora está viviendo en Madrid. Seguramente no conoces a Nadabien pero si lo conoces será por 1) has visto la portada de la versión de esa canción de Marcelo Criminal que hicieron Carolina Durante y Amaia (Nadabien hizo la portada esa del ángel que mira un móvil), o 2) te gusta que te tatúen la piel y sabes que Nadabien tatúa muy bien. Al tatuar se gasta una línea clara, con curvas y retortijones por todas partes, dejando una sensación general de boceto. Podéis catar su Instagram, ahí cuelga sus cosas. No hace falta que os escriba el nombre de su cuenta, seguro que lo sabréis hacer bien.

Cuando Ramón hace fanzines sigue con esa misma línea clara, pero la acompaña de la suciedad gráfica que caracteriza los fanzines que utilizan el corta pega manual, el de tijeras y celo. Nadabien es muy consciente del formato que utiliza y ensucia sus dibujos limpios fotocopiándolos y manchando el papel, como intentando ganar “puntos de fanzine” al generar una estética más “hazlo tú mismo” y tosca. ¿El motivo? Pues no tengo ni las más mínima idea, pero a un servidor siempre le gustarán más los fanzines sucios y descacharrados que los pulidos y delicados. Sus fanzines están protagonizados por unas siluetas danzantes que –solas o acompañadas– vivirán episodios de depresión, ansiedad o despecho. Desde los personajes sin rostro hasta los paisajes vacíos, todo nos lleva a preguntarnos por el sentido y la necesidad de la identidad, tratando a veces esa extraña relación que tenemos con las redes sociales. No esperéis tramas complejas ni historias con principio y final (aunque a veces hay estructuras narrativas muy claras), independientemente de la sucesión de acciones, el espectáculo gráfico de estos libritos ya justifica la lectura, siempre que os gusten los trazos al estilo de Gabriel Corbera o Aidan Koch.

Parece ser que Ramón hace pocas copias de cada fanzine y el tipo no informa nada desde sus redes. No tengo ni la más mínima idea de cuál de ellos es el más nuevo ni cómo se llama cada número, pero esta falta de información solo añade belleza a todo el asunto.