La primera manifestación del orgullo dentro del estado español se celebró el 26 de junio de 1977. A escasos días de las primeras elecciones democráticas tras la muerte de Franco, España empezaba a ver la luz de una nueva etapa. Los colectivos más castigados vieron la oportunidad de salir a la calle para exigir derechos. Uno de ellos fue el LGTBI.
Las Ramblas de Barcelona presenciaron una reivindicativa salida del armario después de la dictadura de Franco. Ese año aún estaba vigente la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, aprobada en 1970 para sustituir la Ley de Vagos y Maleantes. Ambas sentenciaban al colectivo con multas, cárcel e internamiento en centros psiquiátricos donde se impartían terapias de aversión.
Tras la muerte de Franco en 1975, Armand de Fluvià creó el Front d’Alliberament Gai de Catalunya (FAGC) que sigue vigente a día de hoy con Eugeni Rodríguez como portavoz. Desde su aparición ha contribuido a la lucha de los derechos LGTBI. Un claro ejemplo la aportación al nacimiento de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) en 1992. El FAGC generó un impulso dentro del movimiento y empezaron a emerger lugares como la actual Casa Lambda, un centro cultural para personas homosexuales.
Alrededor de 4.000 personas se presentaron en Las Ramblas reivindicando la libertad de amor y ser quien quieras ser.
Las manifestaciones en Nueva York, concretamente los altercados de Stonewall, fueron referentes para organizar la lucha en Barcelona. Alrededor de 4.000 personas se presentaron en Las Ramblas reivindicando la libertad de amor y ser quien quieras ser. La manifestación se organizó principalmente para reivindicar la abolición de la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social. La represión policial dejó a tres heridos por balas de goma y un detenido, Oriol Martí, liberado a los 52 días gracias a la presión de 36 organizaciones políticas.
A pesar de lo que generó esa manifestación, la ley de defensa de los derechos LGTBI contra la homofobia, transfobia y bifobia, no se aprobó en el Parlament de Catalunya hasta el 2 de octubre de 2014. Lo que impacta más es que esta ley es pionera en todo el mundo, así que a pesar de que solo haga 6 años que legalmente se contemplan los derechos LGTBI no nos podemos quejar tanto, ¿no? Supongo que tampoco hay que olvidar que la creación de esa ley no disculpa que la sociedad siga teniendo destellos lgtbifobos.
Para eliminar actitudes que vulneren esos derechos, Barcelona organiza una serie de actividades de mayo a junio en conmemoración a esa histórica manifestación. En 2017 se recordó con más ímpetu por la celebración del 40 aniversario, pero en esta ocasión se recoge una programación artística que condecora los actos realizados en 1977 en varios Centros Cívicos y en las Bibliotecas de Barcelona. Además muestra la actualidad del colectivo con talleres, espacios de reflexión e incluso performance para cuestionar los roles de género.
A pesar de lo que generó esa manifestación, la ley de defensa de los derechos LGTBI contra la homofobia, transfobia y bifobia, no se aprobó en el Parlament de Catalunya hasta el 2 de octubre de 2014.
Cuando pensamos en el 26 de junio nos viene a la mente el Pride. Es genial que haya una celebración oficial para la libertad de amar, y que sea tan potente a nivel mundial, pero últimamente se está creando debate dentro del colectivo por cómo se está organizando y sus objetivos. Quizá el Pride eclipsa ciertos momentos concretos como la primera manifestación en este país por los derechos LGTBI. Se trata desde una perspectiva muy general cuando cada país tuvo sus tempos, sufrió represalias diferentes y consiguió sus objetivos a diversos niveles, y eso dejando de lado la perforación del capitalismo y el consumismo, claro. Pero quizá dar visibilidad y hacer zoom in en los pequeños movimientos que lo hicieron posible puede marcar la diferencia.