Ya tenemos Plan de Usos del Poble Sec, aunque debería llamarse Plan de Usos del Poble Sec menos Paral·lel, Blai y Blesa, que quedan fuera de la planificación y son casualmente los puntos calientes en las quejas de las asociaciones de vecinos del barrio. El balance que hace la Plataforma Som Paral·lel, que agrupa a las entidades de la zona, es «agridulce», ¿por qué?

Dulce porque el Plan incluye la moratoria a los alojamientos turísticos hasta septiembre de 2016. Hasta aquí el buen sabor.

Agrio porque el proceso de participación ha sido «muy breve» -sólo ha habido dos sesiones públicas con los vecinos en tres meses. Porque Blai y Blesa, donde se concentran la mayoría de las terrazas, tienen una ordenación especial que no ha contado con la opinión de los vecinos. Y porque de 34 terrazas y 136 mesas se pasa a 37 terrazas con 148 mesas. «Mientras nos tenían entretenidos con el proceso participativo del Plan de Usos, nos han colado una ordenación de terrazas acordada sólo entre Ayuntamiento y comerciantes, que aumentará el número de mesas en una vía tan saturada como la calle Blai», se quejaba el portavoz de la Plataforma en La Vanguardia.

Preocupa que Blai se convierta en Ferran o Las Ramblas, una calle dedicada exclusivamente al turista que excluye a quien vive ahí y le aboca, según las entidades, a mudarse y convertir su casa en piso turístico. Las terrazas tendrán que cerrar a medianoche, pero los vecinos pidieron que entre semana cerraran a las once y el Ayuntamiento ha ignorado su reivindicación. Y de Blai al Paral·lel. Las asociaciones entienden que por sus características tenga una regulación especial, pero no que se excluya de ella al barrio. Temen que el veto a las licencias dentro del Poble Sec provoque un efecto llamada hacia la avenida y piden que se elabore un plan específico ya, preventivo, ahora que las están en marcha. No dentro de tres años cuando el Paral·lel presente problemas con esas «aceras extra anchas, saturadas de locales y terrazas».