Hacer tu propio pan; elaborar tu propia cerveza. Placeres artesanales y orgullo doméstico anticorporaciones monopolísticas. Sentir que controlas tu vida, tu consumo y que lo haces responsable participando de todas las fases de la elaboración. Tiempo, trabajo, resultado, satisfacción.

Cuando me propusieron crear mi propia cerveza junto a los amigos de Family Beer (c/ de Joan Blanques, 53) no pude evitar una más que sonrisa de satisfacción. Años de proselitismo artesanal cervecero se iban a ver materializados en la creación de mi propia cerveza y, como cierre poético a esta columna gastronómica, me parecía un broche más que adecuado. Sabía que no era un proceso fácil y además me encontraba en una situación límite en lo que respecta al tiempo. Crear no es algo que se haga en una tarde; Picasso no pintaba como tu sobrino y no puedes imitar a Joan Miró aunque te lo creas. Elaborar una cerveza conlleva tiempo y paciencia, junto a un par de sesiones intensas en las que trabajé mucho y, por qué no decirlo, corrí el riesgo de dejar la casa como los chorros de la birra.

Para iniciar el proceso viene muy bien tener la ayuda de profesionales que te asesoran. Silvia y Peio, de Family Beer en Gràcia, son gente que sabe de esto y con experiencia desde hace mucho tiempo, por ello, si tienes cualquier duda o problema, están ahí para ayudarte. Evidentemente metí la pata alguna vez durante la elaboración y me tranquilizaron con sus precisas instrucciones…

Para elaborar tu propia cerveza necesitas un kit de Family Beer, una casa donde puedas trajinar con artilugios y se pueda mojar el suelo o la encimera, y un mes desde que inicias el proceso hasta que acabas por abrir tu propia botella con esa sonrisa de satisfacción del trabajo bien hecho. Porque aunque te salga peor de lo que esperabas te va a gustar tener tu propia cerveza y llamarla como quieras. En mi caso la bauticé como Stone Faced Beer with Horns. No pregunten por qué, simplemente déjense llevar por tan poético nombre.

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Llegar a beberte tu cerveza necesita un par de fases bien diferenciadas. La primera es crear una especie de sopa y dejarla fermentar en un gran fermentador. La segunda es pasar esa cerveza fermentada a una segunda fermentación en botella mientras se crea la gasificación. Y finalmente testear qué diablos has hecho, cruzando los dedos. Antes de nada en la tienda de Family Beer debes elegir qué estilo quieres crear. Para mí no fue fácil escoger uno solo al ser amante de casi todos, pero finalmente me decidí por crear una Brown Ale, alejada del monopolio del lúpulo y más tostada y caramelizada. Uno que es dulce. Otra cosa a tener en cuenta es que deberás esterilizar todo utensilio que se utiliza en el proceso; y otro detalle es que vas a gastar bastante agua durante la actividad. Aviso porque no pensé que fuera a ser tan cuantiosa y me sorprendió.

Primero se calienta agua hasta 71 grados y entonces se añade la malta que has elegido según el estilo que quieras elaborar. Se debe mantener a temperatura constante de unos 65 grados durante una hora macerando bien. Entonces esta pasta la colaremos con agua otra vez para que suelte el sabor y el olor, repitiendo esta acción varias veces. Es una especie de infusión, recirculando el mosto obtenido. Llevamos ese mosto a ebullición y añadimos el lúpulo, que en mi caso no fue demasiado porque no se trataba de una cerveza del monopolio. Retiramos los restos de lúpulo colando el líquido y enfriamos hasta 21 grados. Tranquilos, en el kit hay un termómetro. Esterilizamos utensilios y volcamos nuestro mosto en el fermentador. Añadimos la levadura y agitamos el fermentador (ojo, es grande) y sobre todo NO añadan la dextrosa que es lo que hace que se cree el alcohol en el conjunto. Evidentemente me equivoqué y la añadí en ese proceso, cuando no tocaba, así que elaboré una cerveza con el doble de alcohol porque tuve que volver a añadirla en la segunda fase… Esta primera fase se acaba cerrando el fermentador con el airlock para que tenga aire y dejando dos semanas nuestra cerveza a unos 24 grados máximo en un lugar oscuro. Pasado el tiempo añadimos la dextrosa y embotellamos con nuestro alambique casero del kit. Es complejo, pero se puede hacer, hasta yo lo conseguí… Y tras dos semanas más nuestra cerveza con su alcohol y su gas estará lista. Y la pueden probar. Y sonreír, porque el resultado es digno. Color, espuma, sabor, alcohol, gas. Satisfacción. Artesanía. Orgullo. Creador. Beber tu cerveza, compartirla con amigos. Pensar en la siguiente visita a Family Beer y elegir otro estilo.