Un año y medio después, los seis mossos que, supuestamente, asesinaron a Juan Andrés Benítez en el Raval, se sientan en el banquillo de los acusados. Se les acusa de homicidio por dolo eventual, es decir, actuar a sabiendas de que podían causar la muerte a la víctima, al haberla reducido «de forma violenta y desproporcionada». Además de los 11 años de cárcel que pide la fiscalía, se les reclama también una indemnización de 200.000 euros para la familia de Benítez, que los mossos tendrán que depositar como fianza.

La jueza destaca que los policías golpearon y dieron puñetazos y patadas al empresario después de echarse encima de él. Lo situaron en una «clara situación de riesgo y peligro», aunque también considera otra hipótesis, la de que los mossos tuvieran la intención sólo de lesionarle, contraviniendo sus deberes como profesionales de la seguridad. No sólo se les acusa de homicidio, también de un delito contra la integridad moral y a dos de ellos, de obstrucción a la justicia porque se considera que intentaron ocultar pruebas. Quedan libres otros dos de los mossos implicados porque no se ha encontrado acreditada su intervención en los hechos. Empieza el baile, ¿irán a la cárcel o todo quedará en papel mojado como en el caso de Bayona y Samyang?