| IN | Nacho Vidal

El speed, el MDMA y los antidepresivos, consumidos masivamente los últimos 12 años, volverán impotentes a los machos alfa del Eixample. Los nostálgicos verán una y otra vez los videos del rey del porno ibérico, mientras se chutan un vigorizante sexual para poder follar con Xenia dignamente.

| OUT | La cerveza de la estrella

La gente odiará las resacas, no habrá gente vendiendo latas de cerveza por la calle porque nadie quiere el estado lamentable en que te deja si abusas de ella. El consumo de alcohol pasará a un segundo plano. El producto lúdico identitario por excelencia será la maría plantada en Montserrat… que además será legal y orgánica.

| IN | Ser argentino

Debido a la crisis, en el año 2025 no quedará prácticamente ningún hijo de la albiceleste en la ciudad condal, se habrán marchado inteligentemente a retriunfar en Buenos Aires y la Pampa. Los cuarentones recordarán aquellos días felices cuando el bar Sifó estaba lleno de arquitectos argentinos supercreativos, las tipas de recursos humanos te hablaban de vos y los roqueros psicobilly decían ¡che!

| OUT | Tomar apuntes

Sí amigos, nadie tomará apuntes en ninguna universidad, básicamente porque los recortes y las tecnologías harán que no haga falta ir a la Universidad de Barcelona o a la Pompeu o a la Autónoma, para repetir las ideas del profe. Barcelona será pionera en el uso de dispositivos digitales en la enseñanza, como lo es en el presente destruyendo el empleo del personal docente asociado.

| IN | Usar lentes de contacto

En 2025 las gafas de pasta estarán en algún país en vías de desarrollo porque los Arnaus se habrán cansado de ellas, y las habrán entregado en una ONG para sentirse mejor. Las lentes de contacto noventeras volverán (¿por qué dejamos de utilizarlas?) para poner los ojos del color que queramos y presumiblemente con dispositivos de realidad aumentada.

| OUT | La gentrificacion del Raval

En 2025, el Raval se habrá convertido en un lugar aburrido de galerías de arte en las que no entra nadie y de bares caros. Los pisos se denominarán lofts y las tiendas de antigüedades caras sustituirán a los locutorios actuales. El Raval dejará de ser Ravalistán para convertirse en el Nuevo Dubai y será escenario de películas de Bollywood día sí, día también.