Le crecen los problemas a la Sala Apolo. A la desgracia de la semana pasada, la muerte de un joven australiano, se suma la apertura de un geriátrico en sus narices, lo que a la larga podría ser problemático. Al otro lado del Paral·lel, los ojos de las vecinas miran a la presidenta de la Fundació MACBA, consejera a su vez de Renta Corporación, una sociedad de compra-venta de edificios que ha desahuciado a varias familias del Raval. El barrio vuelve a las portadas de los medios por el aumento del consumo de drogas, aunque muchos insisten en hacer puro amarillismo y fijarse «en el último eslabón de la cadena». El cierre de narcopisos explica parte del repunte y hay vecinas que piden que cierre la sala de venopunción y otras que prefieren que se gestione mejor. Un poco más arriba, en el Eixample, la Casa Orsola, cuyos inquilinos pagan unos 900€ al mes de alquiler, hacen piña contra el fondo de inversión que ha comprado el edificio y quiere subirles la mensualidad a 2.400€. Ayer Arrels recordó a las personas que han muerto viviendo en la calle en el último año, una acción para visibilizar que son ya 428 en los últimos 6 años. Para acabar con buen humor: el año que viene podrás ir a bañarte a Badalona AMB bici(ng).