Durante uno de mis viajes por la geografía española que se dieron y se siguen dando a colación de los conciertos que hacemos con mi banda de rock and roll me encontré con este fanzine en una librería granadina, la OVNI, que, por esos lares es sin duda una referencia esencial de la autoedición. Es básico en este circuito del fanzinismo promocionar a los semejantes así que no he dudado ni un segundo a la hora de citarlos, espero que me lo perdonéis.

Para elaborar este fanzine el tipo construyó un artefacto que sirviera, únicamente, para dificultar la tarea de dibujar. El invento está compuesto por un Pilot, un compás y un destornillador (todo pegado con cinta de pintor –lo podéis ver en su Instagram @creaneoprisma) y está bautizado como “Bad-Drawing Machine”. Lo que resulta de dibujar con este aparato es bello ya que el error ofrece nuevas formas y genera un nuevo Cráneo Prisma que se aleja de su estilo habitual (mucho más limpio y controlado), pese a mantener sus habituales juegos de composición y formas no figurativas. La limitación supone un campo de investigación interesante que seguro que el tipo aprovechará de algún modo.

El fanzine en sí tampoco es gran cosa, al fin y al cabo es un sketch-book, pero la búsqueda intencionada del fracaso y lo amateur congenian a la perfección con la idea del propio formato, el fanzine, esas publicaciones sencillas y sucias que lo último que quieren es convertirse en un objeto de deseo pulcro y fácilmente comerciable.

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