Se nota, se siente, el espíritu de las elecciones municipales está presente. En realidad la campaña electoral empezó en verano cuando, en plena sequía informativa de agosto, El Periódico redactaba sus titulares de portada con un bot que mezclaba aleatoriamente palabras como suciedad, destrucción, miseria, caos, narcopisos y Colau. Ya en septiembre, con el inicio del nuevo curso, empezaron a salir los primeros nombres para encabezar las listas electorales: Maragall por aquí, Valls por allá, y el PP dudando entre unirse a Valls, presentar candidato propio o retirarse a un monasterio cisterciense.

Como estas serán mis primeras elecciones en el Eixample, he hecho un trabajo de campo para ver qué tal se vota por aquí. Uno de los datos a destacar es que la idea de Tabarnia no parece cuajar entre el electorado del distrito más grande de Barcelona: el eje del 155 no llega al 25% de los votos. Incluso sumando a los Comuns en el pack no-indepe, se quedan en un 46,17% frente al 50,15% que vota indepe. En el eje izquierda-derecha, todo depende de donde se ubique al PSC: si aceptamos pulpo como animal de compañía y PSC como partido de izquierdas, se podría decir que el Eixample es mayoritariamente de izquierdas.

Reduciendo aún más el espectro, la Nova Esquerra de l’Eixample se divide principalmente entre convergents en la zona más próxima a Les Corts, y comuns en la zona más próxima a Sants y Poble Sec, con la única excepción de una manzana entre medias que vota fuertemente al PP. Centrándome en mi edificio, a falta de estadísticas oficiales me basta con mirar las banderas de la fachada. Con dos senyeres, tres estelades, dos de Llibertat presos polítics y una del arcoiris, mi finca es toda una pesadilla para VOX, una provocación para el PP y un escándalo para Ciutadans —excepto por los de la bandera arcoiris, en los que estos últimos ven una oportunidad para reclamar “el derecho reproductivo de los gays” (puaj) mediante la “gestación altruista con compensación” (WTF?).

¿Qué conclusión sacamos de todo esto de cara a las próximas elecciones? Teniendo en cuenta que por aquí no hay narcoposios ni problemas concretos de incivismo, y con el poco carisma de Neus Munté, intuyo que en la habitual batalla comuns-convergents del barrio saldrá ganando la actual alcaldesa. Puede que mi método no sea del todo fiable, pero acierta igual que las encuestas de la prensa y sale mucho más barato.