Algo parecido a un gen, pero más redondo, nos empuja irrefrenablemente hacia la victoria. Lo llaman competitividad y es algo que opera en el individuo, pero también se manifiesta entre naciones y, muy previsiblemente, entre confederaciones interplanetarias. La rivalidad entre países alcanza su máxima expresión en los Juegos Olímpicos, evento ideal para regodearse de tener más medallas que tu país vecino. Acabamos de comprobar que la batalla empieza incluso antes, en el proceso de designación de la nueva sede olímpica. Madrid, que ofreció todo lo mejor de sí, no pudo desbancar a los japoneses que han demostrado con creces que pueden hacer todo lo que ya se ha hecho mejor de lo que se hizo. Ahondando en la relaxing cup of tragedia en la capital y en pleno debate independentista, Barcelona se plantea seriamente sucumbir a la tentación de humillar aún más: Barcelona-Pirineu 2022, Juegos Olímpicos de Invierno. Jordi Hereu está que se sale, y es por un par de esas cosas redondas.

[quote align=»center»] Un esquimal friolero pasaría nuestro invierno sudando en manga corta. Por el amor de Dios, no son los Pirineos lo que está en Barcelona, lo más parecido es Collserola y Monjuïc. Aprovechando esta irrepetible oportunidad me dispongo a indagar sobre las posibles soluciones del comité olímpico catalán.

Entiendo la jugada, pero veamos. Barcelona es una ciudad descaradamente mediterránea. Si tu intención es desprestigiar a tu rival, no puedes caer en el ridículo. Aquí se juega al Beach Volley y se patina en minishorts. Un esquimal friolero pasaría nuestro invierno sudando en manga corta. Por el amor de Dios, no son los Pirineos lo que está en Barcelona, lo más parecido es Collserola y Monjuïc. Aprovechando esta irrepetible oportunidad me dispongo a indagar sobre las posibles soluciones del comité olímpico catalán.

Bobsleigh-Tibidabo: Ya lo pensé cuando era un crío. La mejor atracción del parque era una especie de cápsula deslizante por unos raíles metálicos que bordeaban la montaña. El destino me estaba hablando y yo nunca escuchaba. Tras una sencilla criogenización de la estructura y una rutinaria glaciación inducida del entorno podremos disfrutar de un frenético descenso con vistas al mar. Se podría incluso plantear la idea de aprovechar el túnel del terror para hacer parte del recorrido indoor e insuflar nuevas y trepidantes variantes a un deporte tan tímidamente emocionante.

Skating a la fresca: Crema catalana para todos los asistentes. Montjuïc lleno a rebosar, proyecciones de Castellers disfrazados de Yeti. Se podría disfrutar indistintamente del patinaje artístico y del hockey sobre hielo. Todo en familia. Con el mismo ticket se puede pasear por el Poble Espanyol reconvertido en Groenlandia. Pico gratis para todos los asistentes, muerte por congelación, solo para los más intrépidos.

Curling-Pedralbes: Solo Vips. Gente culta y con ingresos altos. Habrá un examen de griego y física cuántica en la entrada. Deberán traer las nóminas de los 100 primeros empleados. Por diez mil euros más pueden recibir un autógrafo de las estrellas mundiales de Curling. Casi todos suizos. Con ese autógrafo pueden falsificar un contrato de arrendamiento sobre un inmueble inexistente situado en un paraíso fiscal y exigir un porcentaje de su valor convertido en chocolate. Es solo una idea, ustedes saben más que yo.

Snowboard-Passeig de Gràcia: todos conocemos las inclemencias del tráfico en hora punta. Esta hibridación Jackass/Snowboard propone un descenso en monopatín sorteando los coches con cabriolas inverosímiles y con el plus de peligrosidad otorgado por un pequeño cañón de nieve artificial situado en el tren trasero del snowpatín. Sepelio gratuito para todas la víctimas con interpretación opcional del Cant dels Ocells.

Sky-Maremagnum: Una rampa reglamentaria en lo alto del Maremagnum invitaría a los saltadores a dar lo mejor de sí. En el agua, una lancha debería sincronizar la caída con su arranque y entrega del enganche de la cuerda, cual testigo en una carrera de relevos. Justo al aterrizar, el saltador agarra los mandos y comienza un circuito acuático lleno de saltos y obstáculos que sortear. Al final del circuito el esquiador se desprende en marcha de los esquíes, recoge el fusil y se sumerge a pulmón con la misión de capturar un pez con menos de dos cabezas y tres ojos. Túnel de desintoxicación para todos los supervivientes. Visitas guiadas por el Parc Güell en Bicing o Bus Turístic para los saltadores que se nieguen a participar.