1.663 desahucios parados después, Ada Colau será seguramente la próxima alcaldesa de Barcelona. Con un sueldo por debajo de los 35.000 € al año, frente al de Trias, que cobraba 144.000, inicia hoy la ronda de contactos con el resto de formaciones de izquierda para formar gobierno. De momento, descarta pactos con CiU y PP y se acerca a PSC, ERC y CUP. Como decía Pablos Iglesias citando a Julio Anguita, la base de los acuerdos será «programa, programa y programa».

El próximo 13 de junio será la primera votación de investidura y con ella, Colau quiere poner en marcha el plan de choque que BComú elaboró hace meses mediante la participación ciudadana y de los ejes. El partido ha vuelto a asegurar que es «perfectamente viable», ya que tendrá un coste de 160 millones de euros y la ciudad cuenta con más de 2.500.

La emergencia social está por delante de todo, también del soberanismo, aunque el partido ha dicho que defenderá y hará progresos en cuanto al dret a decidir. Y tendrá que hacerlos, sobre todo si quiere contar con el apoyo de los independentistas en sus medidas sociales. Pero la fragmentación de los partidos, lejos de despertar los fantasmas de la inestabilidad que tanto azuzan los mercados y otros poderes fácticos, anuncia continuidad de ciertas políticas y es, más que nada, un sello de garantía contra la corrupción que Colau sabrá hacer valer.