…And A HAPPY NEW FEAR

Mientras en las librerías acechan las torres de papel de los peores bestseller, tan puntuales como el turrón, las reposiciones de El Señor de los Anillos en televisión o las discusiones de sobremesa con esa cuñada que cada año se parece más a Gollum, a las más dignas bibliotecas personales siguen llegando prodigios que, como hobbits que se zafan de la amenaza de Ruíz Sauron, mantienen la esperanza en la literatura de nuestra Tierra Media. La editorial Valdemar es desde hace dos décadas uno de los sellos que, sin duda, mejor nutre esas bibliotecas, las de miles de lectores que confían en un apabullante catálogo llamado a perdurar y en el que conviven la novela negra y de aventuras con grandes clásicos y maestros contemporáneos (imprescindible su edición de los Cuentos completos de Kafka, por ejemplo), pero en especial la literatura fantástica y de terror, los géneros que casi le han dado a Valdemar el rango de secta literaria.


Illustration: Rockwell Kent

En estas fechas y su habitual ataque masivo de mal gusto, Valdemar contraataca con algunas novedades que harán felices a todos sus lectores, adictos a pasar estupendos malos ratos con cada historia. El último título de la colección Gótica es El Rey de Amarillo, de Robert W. Chambers, la mejor edición de un libro carismático en el género de terror. El Club Diógenes ofrece la antología Nuevos cuentos de los Mitos de Cthulhu, en la que varios autores admiradores del universo creado por Lovecraft proponen nuevas criaturas: desde Ramsey Campbell, director de esta quimérica sinfonía, al ínclito Stephen King. Además de una iniciativa conjunta con la editorial Es Pop, Valdemar ha lanzado también dos nuevas colecciones, Intempestivas-Ficción y Frontera, esta última dedicada al Western e inaugurada por Indian Country, un libro que reúne, entre otras, narraciones tan míticas como “Un hombre llamado caballo” o “El hombre que mató a Liberty Valance”, de la incomparable Dorothy M. Johnson.

 

Pero si es usted un lector extraviado en los fuegos de Mordor mientras busca el libro único de poder, si está tan aburrido de códigos secretos y detectives escandinavos como de, en palabras de Rafael Díaz Santander, uno de los dos fundadores de la editorial, esa otra “literatura con pretensiones para domingueros intelectuales”, si, en definitiva, quiere llevarse a casa un libro imperecedero, un verdadero tesoro (o incluso regalarlo, no sea usted como la cuñada), hágase con la edición ilustrada que de Moby Dick acaba de publicar el sello Valdemar: la absoluta obra maestra de Herman Melville editada como nunca antes en España, con las ilustraciones que el gran Rockwell Kent realizó en 1930. Moby Dick es la novela total, compendio de las zonas oscuras de la condición humana, una narración inagotable que descubre nuevas capas en cada relectura y que no debe faltar en la biblioteca de cualquier lector digno. Moby Dick podría ser, además, un referente para que los escritores de hoy cuestionaran la supuesta frontera entre alta literatura y cultura popular, entre la obra de arte y el entretenimiento de calidad, pues pertenece a ese linaje de historias que, como La Odisea de Homero, contienen el mundo y al hombre con toda su miseria y su grandeza.

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Jugar en serio

 

Concebida a modo de mecano que apela al lector como último sujeto capaz de armar su sentido, Tangram es una novela en siete actos, una ópera bufa, ligera pero afilada, llena de humor y de contrastes, sobre nuestro lado más oscuro. Su autor, el bilbaíno Juan Carlos Márquez, es una de las firmas más originales y solventes del cuento español actual: con sus tres libros de relatos hasta Llenad la Tierra (2010) ha ido construyendo poco a poco una escritura en equilibrio entre la técnica y la búsqueda, entre la solidez y la irreverencia que han de sostener toda buena narrativa que se precie de respetar y, a la vez, superar la tradición literaria y dinamitar la tiranía del género. Tangram es, además, un muestrario de personajes y narradores cuyas voces en primera persona, en ocasiones, nos suenan incómodamente familiares: el peculiar psicópata de “El síndrome de Reikiavik” o el carismático mafioso de “Crotone”, el ladrón en horas bajas de “Un millón de libras”, una inquietante diva de la escena, un detective pervertido y los protagonistas de los demás relatos, no parecen tan distintos a nosotros pues son presentados desde un punto de vista genuino y terriblemente humano, hasta disolver la distancia entre sus miserias y las nuestras, es decir, hasta finiquitar la hipocresía. Y es que las narraciones de esta novela conforman, pieza a pieza, un juego que admite el cambio, la sorpresa y el divertimento, pero no la falacia biempensante que olvida lo expuestos que estamos ante el azar.
……………………………………………………………………………………. Tangram • Juan Carlos Márquez • Salto de Página

 

desde el búnker

 

La periodista aragonesa Cristina Fallarás es desde hace años un activo agente doble en las tramas de espionaje y sabotaje cultural que hierven en Barcelona. Desde su portal Sigueleyendo hace volar por los aires cierto anquilosamiento de la “prensa especializada” y, de paso, emprende una iniciativa editorial alternativa con la colección Bichos: cuentos a un euro sobre hadas, princesas y enanitos que parecen víctimas de la Guerra Fría. Pero también, cuello de gabardina alzado, gafas oscuras y melena roja al viento, la Fallarás escritora cruza al otro lado de Check Point Charlie para publicar libros y llevarse unos cuantos premios, como el Ciudad de Barbastro de Novela Breve por Últimos días en el Puesto del Este. Narrativa en estado puro y cosida con tripa natural, es esta una novela apocalíptica y a la vez atemporal, sobre los lazos que nos unen a quienes de veras importan y las redes que nos separan de los extraños. Para empezar, la distopía no está plagada de zombis ni accidentales hongos atómicos, sino provocada por integristas cristianos, talibanes de la moral católica. Nada mal para comenzar la lectura, ni para terminar el año: lean Últimos días en el Puesto del Este, dejen unas cuantas gambas en el plato y abracen fuerte a los suyos. Nunca sabemos cuándo puede irse todo al carajo y tendremos que bajar al búnker. Como en esta novela desnuda, potente y radical de Cristina Fallarás, conviene recordar qué amamos, quién está de nuestra parte y a quién vamos a impedir que siga pensando por nosotros.
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Últimos días en el Puesto del Este • Cristina Fallarás • DVD ediciones