Tu nombre:
Serafín Álvarez

En Barcelona desde…
2004. Con un interludio en Bruselas entre 2013 y 2016.

¿Qué libro tienes en la mesita de noche?
Emissaries Guide to Worlding de Ian Cheng y Earthsea de Ursula K. Leguin.

¿En qué peli jugarías el papel del protagonista?
Mountain, de David O’Reilly. Aunque no es una película sino un videojuego.

¿A qué persona muerta resucitarías?
Creo que a ninguna, no quiero ir contra la muerte. Que descansen.

Si tu arte fuera música, ¿a qué grupo sonaría?
Hmm, qué difícil. En mi cabeza sonaría a algo entre Oneohtrix Point Never, Kali Malone y la banda sonora del Katamari Damacy, pero en la práctica sería algo más amateur. Eso es como me lo imagino en un plano ficticio puramente especulativo. En el plano real, no creo que lo que hago suene a Rayo-60, pero siempre que pongo su música con algo mío casa todo muy bien y se produce una sintonía bastante mágica.

¿Cuál es el título de tu última obra de arte? ¿Por qué la nombraste así?
El ojo en el cielo. Es una película que estoy terminando ahora en la que trabajé con estudiantes del Instituto Milà i Fontanals y con el Macba dentro del programa “Creadors en residencia”. El título hace referencia a un evento de la narrativa.

En una frase, tu trabajo va de…
Coleccionar imágenes, seleccionarlas, ordenarlas, clasificarlas, pensarlas, imaginar mundos a partir de ellas, construir esos mundos y contemplarlos.

Un proyecto que hayas conocido recientemente y que te haya impresionado.
Impresionar Black Room de Cassie McQuater. Emocionar O que arde de Oliver Laxe.

¿Qué es lo que nadie sabe sobre Barcelona?
Si hay algo que nadie sepa, mejor que se mantenga el misterio.

¿Cuál es tu segunda casa?
Internet.

¿Por dónde te mueves (biblios, librerías, archivos…) cuando recopilas la artillería pesada para armar un nuevo proyecto?
Internet.

Lo que más detestas del panorama artístico barcelonés:
Que es muy endogámico. Somos una familia-burbuja en la que creo que es difícil entrar y que dificulta mirar hacia afuera.

Y lo que más te pone:
Que es muy endogámico. Esto acarrea muchos aspectos negativos, pero también algunos positivos. Conocernos bien mutuamente lo hace cálido. En general, es agradable trabajar con gente a la que quieres, con la que se establecen lazos afectivos más allá de una relación puramente profesional, y esa familia-burbuja lo propicia.

Nunca expondría en…
Hmmm, la verdad es que no lo sé, nunca me he parado a pensar en lugares en los que no expondría, prefiero pensar positivamente, en aquellos lugares en los que sí me gustaría.

¿En qué te basas a la hora de poner precio a tus proyectos?
Una mezcla entre elementos más o menos cuantificables y ojo de buen cubero.

¿Cómo arreglarías la precariedad de tu sector?
Poniendo fin al capitalismo.

Te encontraremos en…
serafinalvarez.net