La Vanguardia ha empezado una serie de debates sobre la marca Barcelona que no tienen mala pinta, sobre todo si uno quiere conocer los planes de quienes nos gobiernan. Exclusivamente, porque de la sociedad civil, los movimientos vecinales o los ecologistas no hay ni rastro en las convocatorias. La del próximo lunes 2, que se propone debatir el modelo urbano, no menciona ni una vez en su descripción de más de 800 palabras la de «gentrificación».

La elite que participa en estos debates es la que elige cómo armar al sistema. Después de que los agentes dijeran que la detención de hace unas semanas en el Forat de la Vergonya se llevó a cabo de forma correcta, que la policía renueve y avance en sus armas no nos deja muy tranquilas. Se trata de pistolas eléctricas, con descargas de 50 mil voltios en 5 segundos que afectan al sistema nervioso y paralizan los músculos. Se supone que no generan «grandes lesiones», pero sí sirven para paralizar a alguien, algo que los mossos aseguran que se utilizará sólo en situaciones de riesgo. Situaciones de riesgo es una afirmación de una ambigüedad tal que admite todo tipo de interpretaciones. Lo que nos preocupa mucho, es que las fuerzas de seguridad llevarán a un lado la pistola de fuego y al otro la eléctrica. Sume situación de riesgo a presión y necesidad de reaccionar con rapidez. Y mire después lo que ha pasado «sólo» con «inofensivas» pelotas de goma.