Bristol la tiene desde hace 3 años y la implantó con la idea de dar «un pequeño giro desde lo local hacia otro tipo de economía» más humana, decía uno de sus creadores. Ahora, Barcelona en Comú propone crear una moneda propia para la ciudad que se pueda llegar a usar en otras localidades del área metropolitana. Con ello quieren promover el desarrollo local y apoyar al comercio de las pymes.

El terreno farragoso está en sus siguientes pasos. El Ayuntamiento podría usar esta moneda para pagar parte de las nóminas a los empleados públicos, parte de las subvenciones, préstamos y microcréditos, lo que limitaría en cierta medida la libertad de consumo, si la moneda pudiera usarse sólo en algunos establecimientos. El programa defiende que este sistema se usa en muchísimas otras ciudades -unas 4.000- y en contraprestación, ofrecería facilidades a las empresas que aceptaran cobrar en dicha moneda y bonificaciones a quienes cambiaran sus euros por ella. Y claro, también se podrían pagar con esta las tasas municipales.

Nos queda saber, ¿cómo se llamará? ¿podemos ponerle pela, que nos hace ilusión?