¿Sentiste ese gusanillo, esa voz interna que guía tu voluntad a hacer “algo más” con tu vida profesional? ¿Consideras que solamente tú debes ser el amo de tu propio destino? ¿Crees que tu mente no debe ser encadenada a los sórdidos muros del trabajo manual? Enhorabuena, joven Upper. Has elegido bien. Tu motivación, fuerza y determinación solamente pueden responder a una cosa: tienes madera de entrepreneur. Te espera un mundo apasionante de congresos inútiles, powerpoints futuristas y anglicismos vacuos.

No triunfarás, eso está claro. Sigue siendo estadísticamente improbable. Pero como bien reza tu perfil de Linkedin: “En la vida hay algo peor que el fracaso: el no haber intentado nada”. De allí sacarás el coraje para pedirle a tu padre otros 10.000€ para promocionar tu innovadora, transgresora, y sobretodo patética app de butifarra amb seques. Pero no queremos ser zafios ni prejuzgar sin pruebas. Hagamos por un instante nuestro el eslogan electoral del president Montilla: “Fets, no paraules”.

¿Por qué los entrepreneurs son Upper Diagonalers?

Emprendedores han existido siempre. Cuando Paco pedía un crédito al banco para hacerse con aquellos cuatro muros, un par de mesas esponsorizadas por Coca-Cola y un mostrador de cristal grasiento estaba emprendiendo un negocio. A este Paco, al igual que su actual recambio chino, no se le ubica como emprendedor aunque tuviera que poner su casa —ahora embargada— como acreditación. Tampoco se les considera comúnmente como empresarios, ya que este estereotipo viste traje y corbata. Así que nuestro primer Paco tiene un 0/2 en el business world. Otra historia es la de nuestro otro Paco, o ahora quizá sí, Francisco. Francisco logró tejer una red de pagos ilegales, sobornos y evasión fiscal de la cual se benefició muchísima gente buena. Francisco es el ejemplo español de empresario, aunque no emprendedor, y aún menos entrepreneur. No, ser emprendedor es una actitud ante la vida, un porte orgulloso mezcla de osadía y talento. Pero nos estamos yendo por las ramas. Volvamos a Montilla.

Hojeando el Informe Anual 2015 del Global Entrepreneurship Monitor encontramos un par de datos muy curiosos que nos reafirman en nuestra cruzada. A modo de degustación, un pequeño spoiler del resumen ejecutivo del año anterior: “Así, es interesante señalar que las personas involucradas tienen más confianza en sus habilidades, conocen a más emprendedores, perciben más oportunidades en el entorno y tienen menos miedo al fracaso que el resto de la población catalana”.

¡Cuánta madera! A cada una de estas perlas le correspondería su debida traducción en términos Upper Diagonaler. Tienes miedo cuando, como Paco, no tienes una red de seguridad donde caer muerto si lo intentas. Y conoces más emprendedores si vives en el Upper Diagonal. Uno de los datos relevantes del estudio, que no hace más que ratificar lo dicho: el principal obstáculo para emprender, es según el 77% de la gente, el acceso a financiación. Vamos, que te den unos duros hoy en día es muy jodido, no es ninguna sorpresa. Por lo tanto si te decides a emprender, o tienes pasta o eres un kamikaze. Pero bueno, no seamos tendenciosos. Hoy en día emprender, ser creativo, es una forma de generarte tu propio trabajo, una solución innovadora para evitar ser pasto del INEM. ¿No?

Según dicho estudio, la motivación a la hora de emprender por necesidad representa la escalofriante cifra del 1,2%. Es decir, de cada 100 new entrepreneurs, solamente 1.2% destacan como razón para emprender la necesidad de generarse un empleo.

¿Quieres ser emprendedor? Blanco y en botella: Upper Diagonal.