A medida que nos roban palabras, hay que crear nuevas. Y he aquí que aparece el “escrache”. Cospedal, en otra vuelta de tuerca del disparate, ya nos ha tranquilizado diciéndonos que es una actividad propia de los “nazis”. Iturgaiz no ha dudado en calificar a Ada Colau, portavoz de la PAH, de “dictadora”. No en vano él ya sufrió escraches por parte del entorno de ETA, de modo que no es extraño que también la hayan llamado “terrorista”. Por lo tanto, el escrache no sería una manifestación pacífica (¿cómo hemos sido tan ingenuos?), sino una acción terrorista, con toda probabilidad un atentado.
[quote align=»center» color=»#999999″]Pronto leeremos que han detenido a una célula de matrimonios desahuciados, los cabecillas del aparato militar de la PAH.

No estamos lejos de un genocidio de la clase política. Y una rotativa del ministerio del Interior prohíbe a la policía el uso de esta palabra en favor de “acoso, amenaza y coacciones a representantes políticos”, porque son las “acepciones castellanas correspondientes”. Con esto, Fernández Díaz se postula como candidato para la Real Academia de la Lengua y, de paso, nos confirma que todo escrache es un delito. Natural, puesto que lógicamente es una acción nacionalsocialista. Ahora resulta que si los ancianos y los matrimonios en paro piden atenuar la estafa del sistema financiero, es que son terroristas, nazis y dictadores. Sólo hay que verlos. Pronto leeremos que han detenido a una célula de matrimonios desahuciados, los cabecillas del aparato militar de la PAH.

La policía se ha incautado de un armario de ropa de niño y de varios paquetes de arroz. La investigación sigue abierta. Estamos hablando de una organización terrorista a la que, en sólo un año, se han unido más de 40.000 familias. Poca broma. Las autoridades se han propuesto desarticular la cúpula de la PAH porque han encontrado un zulo lleno de cartelitos con “Sí se puede”. Esto es adoctrinamiento puro. ¿Cuál será el brazo político de la PAH? ¿Cumplirá la ley de partidos? Lo que está claro es que están escrachando por encima de sus posibilidades.