No se trata de no subvencionar a las compañías aéreas como apuntan algunos gurús economistas del libre mercado. En ese caso un país quedaría desarmado ante posibles chantajes de otros países dueños de las compañías aéreas que circulan por su territorio –como hace Ryanair, por cierto–. Lo que sí es cierto es que el Ayuntamiento de Barcelona puso 50 millones, a última hora, en Spanair. Pero el problema no es el apoyo público, sino que no es plan de que cada comunidad autónoma o cada ayuntamiento se meta en proyectos faraónicos de una envergadura que no pueden asumir, con el único fin de enriquecer a unas familias y unas castas que andan por ahí pululando. Así ha ido. Cualquier día el Ajuntament se pone también a jugar a la Bonoloto.
Los trabajadores de bus y metro de Transports Metropolitans de Barcelona (TMB) han aprobado huelga durante el Mobile World Congress (MWC), del 27 de febrero al 1 de marzo. El sindicato mayoritario del TMB, los combativos muchachos de CGT, promete ir a peor y liarla más. Los motivos: el incumplimiento del convenio por parte de Mr. Trias. 2.000 trabajadores votaron unánimemente contra el recorte de servicios y la subida tarifaria. En el caso del bus, se le adeuda 700 euros a cada autobusero. Así pues, los muchachos aprovechan que durante el World Mobile Congress “el món mirarà cap a Barcelona” para dar buena imagen de trabajadores combativos.
Una auténtica fiebre de viejos amigos que no salían de casa han comenzado a telefonearme para hacer algo. La situación es delicada, una ciudad, Barcelona, convertida en un supermercado turístico, con la mitad de su juventud en el paro y sin poder ver películas por Internet, ¿qué pueden hacer sin dinero y sin Megaupload? Es lo que están investigando los jóvenes de nuestra ciudad. La cosa pinta bien para el Zafarrancho Barcelonés de Izquierda Hispánica. Al fin la juventud va a tijeretear la cortina de humo.
Primero fue una barra de hierro en Sitges que provocó un descarrilamiento con 400 personas, un día apareció una palmera en medio de una vía de Rodalies, otro una valla metálica, ahora un tren de rodalies ha chocado contra el final de la línea porque repentinamente ¡no llevaba frenos! Aquí lo que choca de primeras es la campaña brutal contra Renfe y a favor de la gestión catalana de las vías. El alcalde de Mataró ha dicho: “Los accidentes de Rodalies son un mal sistémico”. ¿A qué se referirá con mal sistémico? En primer lugar, se ha de saber que la gestión y mantenimiento de las vías son de la empresa privada ADIF, que fue lo primero que hizo Zapatero al llegar al Gobierno, privatizar esa parte de Renfe. Así que la responsabilidad de Renfe es cero. Por otro lado y en lugar de investigar las causas de los accidentes, es sorprendente ver la privatización de parte de RENFE, las rutas por zonas lumpen, la posibilidad de sabotajes sistemáticos al estilo peronista, y cómo la prensa oficial se dedica a promover la cataluñización de Renfe. Al pastel, al pastel, como siempre, los partidos catalanistas están como locos por quedarse el contrato para operar.
Oriol Junqueras ha pedido que haya un marco de relaciones laborales en Cataluña distinto al del resto de España. Atención a sus palabras: “Tenemos un tejido más abierto internacionalmente, más productivo y más dinámico”. Traducido al lenguaje de la calle, que es el marxista-leninista, pero en jerga: “Un trocito de España trabaja para nuestras empresas (la mayoría para las francesas, alemanas o estadounidenses), así que lucharemos para que los trabajadores catalanes tengan mejores sueldos que los del resto de España”. Nacionalsocialismo en estado puro, ¿qué fue del internacionalismo proletario? Este es el sueño de ERC, convertir Cataluña en Suecia, siete millones de habitantes con un montón de servicios sociales de intramuros para los suecos y con veinte multinacionales suecas para las que trabaja media Asia. ¿Seguirá ERC diciendo que es de izquierdas?
