Ha ganado las elecciones, hasta en el cinturón rojo, pero después de un montón de años en la oposición del ayuntamiento, Xavier Trias es un poco un gran desconocido. Daremos cuatro pinceladas de nuestro Major los próximos cuatro años. En principio puede parecer chocante teniendo esta sección la naturaleza de enfocar desde otro prisma temas habituales, pero es que en este caso, el mero análisis del nuevo alcalde ya supone una novedad. Xavier Trias entró en CIU, y esto nunca se dijo, proveniente de Comisiones Obreras. Cuentan sus colaboradores que, negociando con él, casi todos sacan alguna tajada, menos los sindicatos, con los que no suele dar el brazo a torcer. No hay peor cuña… Es médico, como Jordi Pujol, y proviene de una familia muy exquisita, cosa que nunca ha ocultado. Y ya. Ahora toca esperar sus movimientos para levantar la banderita del fuera de juego desde esta columna por definición enemiga de los postulados básicos del dogma del neofeudalismo de CDC.
Ocho meses de cárcel son los que enfrenta el muchacho de Santa Coloma que presuntamente tiró desde un cuarto piso al cachorro de 4 meses de su novia al grito de “Ahí va tu puta perra”. Estos temas, que años atrás producirían bastante hilaridad, hoy por hoy, debido al creciente entusiasmo por los derechos de los animales -sobre todo los de compañía- es un asunto que debe tocarse con sentido y sensibilidad no vaya a ser que alguna asociación nos lleve a juicio. Así que nos reservaremos la ironía, pondremos cara de importarnos más la perra que los tres mil españoles de bien -alguno de mal- que mueren cada día de viejos y nos limitaremos a narrar el testimonio del defenestrador: “Soy simpatizante de Greenpeace, se tiró la perra ella sola, la perra era toda una atleta”. Además ha aportado una carta de presentación de ¡la perrera! donde trabajó. La Fiscalía sigue adelante, pese a que la novia ha testificado en los mismos términos que el ex trabajador de la perrera, con el que ha tenido una hija desde que la casa se quedó un poco más vacía.
Ya han pasado unos minutos desde que lo hemos presentado como alcalde y ya tenemos algunos asuntos que abordar. En el primer fin de semana de rebajas, la Guardia Urbana decomisó 8.600 objetos -gafas y bolsos en su mayoría- e hizo 361 detenciones. El alcalde puso el grito en el cielo sobre algunos casos en los cuales los vendedores top sitiaron a algunos Guardias Urbanos y los intimidaron. El problema viene de lejos, por lo visto, la media de edad de la Guardia Urbana es de 43 años, dado que durante la época de Maragall se decidió no aumentar el cuerpo. Curioso tema el del Top Manta, todo el mundo está en contra pero todo el mundo les compra. Lo que está claro es que Naomi Klein, la autora de No Logo, no se pondría de parte de los Urbanos. Desde esta columna, no tenemos una opinión formada.
Pese a la llegada en pocos años de una cantidad ingente de pakistaníes, su principal actividad que no sea vender verdura, jugar a críquet, sigue sin ser fomentada por las instituciones. Shahid Latif Guijjar, que tenía a la friolera de 60 niños jugando al críquet en un parque de Sant Andreu, no podrá volver a tirarles bolas a sus muchachos, debido a las numerosas quejas de sus vecinos, sobre todo, de uno muy tenaz. El tema es espinoso y hay opiniones para todos los gustos. Algunas madres se quejan de que se adueñan de toda la plaza y no integran mucho a los niños cristianos. La Asociación de Vecinos les propuso que jugaran junto al lago, en el Parque de la Trinitat, pero los pakis creen que es una locura puesto que perderían muchas pelotas en el agua. Hay un tema más espinoso, según otra madre entrevistada por BCN Mes, y es el de los latinos organizados que no te dejan jugar en las pistas públicas y que te cobran si quieres jugar en ellas. Es evidente que la permisividad con estas mafias por parte del ayuntamiento no hace sino manchar el buen nombre de los ecuatorianos, bolivianos, etc. que no participan de estas prácticas endogámicas.
“Le retiro la palabra”, le dijo Núria de Gispert, la presidenta de la Cámara de CIU. Lo peor era que, por una vez, el debate estaba animado, -lo decimos con conocimiento de causa que nos tragamos de vez en cuando auténticos bodrios de plenos en el Canal Parlament-. Carmel Módol, de ERC, le dijo a Albert Rivera, que “su liberalismo es de un Comisario del Partido Comunista Chino en el Tíbet”. Esto, que a todas luces es un piropo encubierto, teniendo en cuenta la enorme labor que hace el Partido Comunista de China defendiendo a los trabajadores tibetanos y combatiendo así el régimen feudal tercermundista que imponen los Lamas, no fue encajado así por el bueno de Albert, que respondió con su desparpajo habitual: “Nuestro liberalismo es el que nos permite compartir escaño con ex terroristas de sus filas que se han sentado en estos escaños”, en clara referencia a Xavier Vendrell, ex militante de Terra Lliure y director de la última campaña electoral en las últimas autonómicas -que no fue para tirar cohetes, por cierto-. En ese momento, cuando más caliente se ponía la cosa, la señora De Gispert decretó que volviera el aburrimiento y la jerga leguleya eterna.
