Aparecieron los bienes de los diputados del Parlamento y por lo visto, ninguno es millonario −de euros−, Rajoy medio millón de euros, Rubalcaba un millón de euros. Nimiedades en comparación con los sueldos que pasan a cobrar algunos de ellos cuando dejan la política y pasan a los consejos de dirección de varias empresas que privatizaron. Sin embargo, lo más llamativo han sido los humildes 8.000 euros líquidos declarados de Duran i Lleida conjugados con el millón de euros que el político aragonés, nombrado por sus compañeros en repetidas ocasiones como el mejor retórico del Congreso de los Diputados, adeuda a diferentes bancos. Saludamos desde esta columna su habilidad para compaginar sus apuros económicos con su excelente oratoria.
“Mi único mérito es amar mi profesión”, dijo el otro día cuando el entregaron la Medalla d’Or del Parlament. Vamos a empezar fuerte, porque con este sujeto biempensante no se puede andar uno con chiquitas. Si le das la mano, te coge el brazo. Así pues, para nosotros, no hay nada más bajo, propio de un buey que come guisantes, que amar el trabajo. Pero no nos equivoquemos, desde aquí no nos creemos que una persona pueda ser tan patética como para conformarse con una vida sin aspiraciones utópicas, (y no sólo eso, sino además pregonarlo a los cuatro vientos) asumiendo su rol en el engranaje. Pensamos que eso no puede pensarlo ni tan siquiera un inmigrante sin papeles trabajando en Qatar por 100 euros al mes. Pensamos estrictamente que Guardiola miente, por los inconfesables motivos que sean. Seguiremos investigando el complejo caso de la idealización de este sujeto.
En ocasiones nos indican que las noticias de Badalona no son rigurosamente para el BCNMes sino para el BDNMes, sin embargo como desde esta columna defendemos la anexión del conurbano barcelonés no cederemos en este punto. El alcalde de Badalona ha sido llevado a juicio por la subvencionada Organización “No” Gubernamental SOS Racisme por su campaña electoral en la cual señalaba a los gitanos rumanos como causantes de buena parte de la delincuencia en un barrio. Desde esta columna y conocedores de las costumbres gitanas, pensamos que SOS Racisme equivoca el blanco al olvidar sistemáticamente que los principales racistas y amantes del ghetto son los mismos gitanos. ¿No ha pensado en denunciar a esos mismos gitanos por no llevar a sus hijos a la escuela por el mero hecho de ser gitanos? Por otro lado, la misma comunidad rumana afincada en Badalona pide a gritos que se deje la manga ancha hacia sus compatriotas rumanos de etnia gitana, para que la gente no los identifique groseramente con los delincuentes habituales. Ya lo dijo hace unos días el embajador de Rumanía en España, “los delicuentes rumanos se vienen a España porque sus leyes son muy blandas”. Desde esta columna encomendamos al Gobierno que destine las subvenciones a SOS Racisme a una convivencia de un año en un poblado gitano rumano por parte de sus miembros.
CIU, PSC, ICV y ERC han redactado un documento en el cual defienden la inmersión lingüística en catalán y la ausencia del español en las aulas de Cataluña. Desde la llamada a la revolución socialista de Izquierda Hispánica, tanque de acción política que canaliza a este columnista, ya debéis saber que defendemos la lengua española como tronco que unifique a toda la comunidad iberoamericana para cuajar esa gran potencia socialista futura. Sin embargo, estas líneas van a ser sobre dos asuntos más frívolos y modestos. En primer lugar, sorprende la elección del término “inmersión” para defender la erradicación del español de las aulas. Parece que lo haya ideado un topo de Izquierda Hispánica infiltrado en las filas del catalanismo. Inmersión parece indicar que hay que ponerse la bombona de oxígeno y la máscara en las aulas, mientras que ya fuera, en la calle, pudieras respirar tranquilamente.
En segundo término, ya empieza a cansar esa apelación chachi que tiene la ideología catalanista a esa coletilla de “reconocido internacionalmente”. ¿Qué demonios significa? Internacional es un futbolista búlgaro cuando juega contra otra nación, pero desde su nación, a saber, Bulgaria. Pero si a la Merkel o a el Sarkozy les parece bien que no se hable la lengua más potencialmente revolucionaria del mundo, el español, eso no quiere decir que la política lingüística catalana sea reconocida “internacionalmente”. Si acaso, será reconocida nacionalmente por Francia o por Alemania, pero lo de internacionalmente es un absoluto despropósito, porque entre naciones no hay nada, a no ser que se refieran a los paraísos fiscales, que por cierto, también son naciones, a su manera.
