La cateta e irresponsable medida del gobierno de subir el IVA cultural está dando al traste con las salas de cine que, simplificándolo un poco, nos surtían de películas “diferentes”, diferentes a la papilla liberal hollywoodiense. Los Renoir ya cerraron sus salas de Les Corts, y los Verdi amenazan con cerrar en Madrid. Cada vez quedan menos ventanas, y las que hay corren menos riesgos. Por eso la apertura el 4 de octubre en Sants de la sala ZUMZEIG nos alegra especialmente. Sí, avezado urbanita, puedes salir del oficioso centro atestado de guiris con una buena excusa y acercarte al 53 de la calle Béjar. Una iniciativa empresarial que a priori parece suicida en estos tiempos, si no es que hay detrás unos tipos que los tienen bien puestos y con ganas de pelear.

Nos cuentan desde la sala que su vocación es proyectar cine europeo, indie americano, documental e incluso videoarte. Yo añadiría de marcado carácter político a tenor del avance de su programación. L’Encerclement, un documental sobre el neoliberalismo con Chomsky, Ramonet y Susan George entre otros, o Nostalgia de la luz de Patricio Guzmán, una parábola astronómica sobre el cielo de Atacama y el infierno bajo su tierra.

La sala cuenta con 70 butacas de trinca y un bistrot (una afrancesada manera de llamar a un garito fino). Quizá uno de los posibles futuros de las salas es adosarles un tinglado, como el gasto de palomitas de toda la vida, pero a lo grande.

Decía Brecht que “la crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer”. Esperemos que Zumzeig ponga su granito de arena en ayudar al niño a nacer con buenos mimbres revolucionarios. Si queréis ver el periodo de gestación, aquí os dejamos la ecografía en timelap.

Nostalgia de la luz

L’Encerclement